El valiente viaje de Mateo



Había una vez un niño llamado Mateo, que vivía en un pequeño pueblo de las montañas junto a su abuelo. Mateo era un pastorcito muy responsable y amaba cuidar de sus ovejas.

Un día, mientras pastoreaba a su rebaño, se dio cuenta de que una de sus ovejitas había desaparecido. Preocupado por el bienestar de la oveja, decidió adentrarse en las montañas para buscarla. "-No te preocupes, abuelo.

Voy a encontrar a la ovejita perdida y regresaré pronto", le dijo Mateo antes de partir. El sol comenzaba a ocultarse cuando Mateo llegó al corazón del bosque. La oscuridad lo envolvía y los sonidos misteriosos lo asustaban cada vez más.

Pero no dejó que el miedo lo detuviera y continuó buscando incansablemente. Después de mucho caminar, encontró a la ovejita atrapada entre unas rocas. La liberó con cuidado y estaba listo para regresar a casa cuando se dio cuenta de que se había perdido.

"-Oh no... ¿Cómo voy a volver ahora?", murmuró Mateo con tristeza. La noche caía rápidamente sobre ellos y el frío comenzaba a hacerse notar.

Mateo decidió construir un refugio improvisado para pasar la noche junto a su amiguita lanuda. Durante toda la noche, el niño pastor cantaba canciones para mantenerse animado mientras acurrucaba a la ovejita entre sus brazos. Ambos compartían su calor mutuamente.

A medida que pasaban los días, Mateo y su ovejita se enfrentaron a diferentes desafíos. Aprendieron a buscar comida en la naturaleza y a protegerse de los peligros del bosque. La ovejita también le daba consuelo y compañía al niño, haciéndolo sentir menos solo.

Mientras tanto, el abuelo de Mateo no dejaba de buscarlos incansablemente por todo el pueblo. Preguntaba a todos si habían visto al pequeño pastorcito y a la oveja perdida. Pero nadie sabía dónde estaban.

Pasaron semanas desde que Mateo y su ovejita se perdieron en las montañas. El abuelo no había perdido la esperanza y continuaba buscando sin descanso. Un día, mientras caminaba cerca de un río, el abuelo escuchó una melodía familiar en la distancia.

Era la canción que Mateo solía cantarle cuando estaba feliz. "-¡Mateo! ¡Oigo tu voz!", exclamó emocionado el abuelo. Siguiendo el sonido, corrió hacia él y encontró al niño pastor junto a su amada ovejita. Los dos estaban sucios pero felices de haber sido encontrados.

El abrazo entre el abuelo, Mateo y la ovejita fue tan fuerte como nunca antes lo habían sentido. Lágrimas de alegría recorrían sus mejillas mientras se prometían nunca más separarse.

Desde aquel día, Mateo aprendió una valiosa lección sobre la importancia de mantenerse firme ante los desafíos que nos presenta la vida. También entendió que siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos cuando más lo necesitamos.

Y así, el abuelo, Mateo y la ovejita regresaron juntos al pueblo, donde fueron recibidos con aplausos y alegría.

La historia de su aventura se convirtió en una leyenda que inspiraba a todos los niños del lugar a ser valientes y nunca perder la esperanza, sin importar las dificultades que enfrenten en su camino. Y así termina esta emocionante historia de un niño pastor perdido en las montañas junto con su oveja. ¿Qué crees tú que pasó después? Eso queda en tu imaginación.

FIN.

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