El valiente viaje de Mateo
Mateo era un niño alegre y travieso que disfrutaba de jugar al aire libre con sus amigos. Sin embargo, cuando se acercaba el momento de las pruebas en la escuela, Mateo se ponía nervioso y ansioso. Una nueva prueba se acercaba, y Mateo sentía un nudo en el estómago que no lo dejaba en paz.
Una tarde, Mateo se sentó en su habitación con la mirada perdida, pensando en la prueba que se aproximaba. Su mamá, al notar la tristeza en los ojos de su hijo, decidió acercarse y sentarse a su lado. '¿Qué te pasa, Mateo? ¿Por qué estás tan preocupado?' preguntó con cariño.
Mateo suspiró y confesó: 'Mamá, siento que nunca voy a poder aprobar esta prueba. Me pongo muy nervioso y me olvido de todo lo que estudié'. Su mamá le acarició el pelo y le dijo con ternura: 'Entiendo que te sientas así, pero quiero que sepas que todos nos ponemos nerviosos a veces. Lo importante es cómo manejamos esos nervios'.
Decidida a ayudar a su hijo, la mamá de Mateo le propuso una idea: '¿Qué te parece si buscamos juntos maneras de manejar tus nervios? Podemos practicar relajación, hacer pequeños descansos durante el estudio o incluso hablar con tu maestra sobre cómo te sientes'. Mateo asintió, y juntos idearon un plan para afrontar la prueba de manera más tranquila.
Los días pasaron, y Mateo puso en práctica todas las estrategias que había planeado con su mamá. Realizaba pausas cortas para estirarse y respirar profundamente, encontró que la relajación antes de estudiar le ayudaba a concentrarse mejor, e incluso habló con su maestra, quien le dio algunos consejos útiles.
Llegó el día de la prueba, y Mateo se sentía nervioso, pero también preparado. Mientras trabajaba en la prueba, recordaba las técnicas que había aprendido y encontró que sus nervios disminuían. Al finalizar, entregó su examen con una sonrisa, independientemente del resultado, sabía que había dado lo mejor de sí mismo.
Al recibir la calificación, Mateo no sólo había aprobado, sino que también había logrado una de las mejores notas de la clase. Estaba emocionado y orgulloso de sí mismo. Su mamá lo abrazó con cariño y le dijo: '¡Estoy muy orgullosa de ti, Mateo! No sólo por la nota, sino por cómo afrontaste tus miedos y encontraste maneras de superarlos'. Mateo sonrió y supo que, pase lo que pase, siempre podría manejar sus nervios y salir adelante.
Desde ese día, Mateo se convirtió en un ejemplo para sus amigos, mostrándoles que, con esfuerzo y paciencia, se pueden superar los obstáculos, incluso esos que parecen más grandes que nosotros.
FIN.