El valiente viaje de Tobi
Había una vez en un reino fantástico, un perrito llamado Tobi. Tobi vivía con su mamá en una pequeña casita al lado del bosque.
Su mamá siempre estaba enferma y no podía salir a buscar comida para ellos dos. Por eso, Tobi decidió emprender una aventura en busca de alimentos que pudieran saciar el hambre de ambos. Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con una garrapata llamada Gregorio.
Gregorio era muy sabio y conocía todos los rincones del reino. Al ver la determinación de Tobi por ayudar a su mamá, decidió acompañarlo y guiarlo por el camino correcto.
"Tobi, debemos seguir hacia el norte para encontrar un árbol mágico que da frutos nutritivos", le dijo Gregorio. Tobi confiaba plenamente en Gregorio y juntos comenzaron su travesía hacia el norte. Sin embargo, en cada cruce del camino aparecían tentaciones que distraían al perrito.
"¡Mira esos huesos deliciosos! Podríamos comerlos ahora mismo", le susurraba Gregorio. Pero la voz de la garrapata era débil y apenas audible frente a las voces tentadoras que invitaban a Tobi a desviarse del camino correcto. "No hagas caso a ese bicho parlanchín", exclamaban las voces desconocidas.
"Sigue tu propio instinto". El perrito se sentía confundido pero decidido a continuar siguiendo los consejos de Gregorio. A pesar de todas las adversidades y distracciones, lograron llegar al árbol mágico.
Los frutos que encontraron eran tan deliciosos y nutritivos que Tobi se llenó de alegría al pensar en la felicidad que le daría a su mamá. Lleno de entusiasmo, Tobi decidió llevar algunos frutos para enseñarle a su mamá cómo encontrar ese árbol especial.
Pero mientras caminaba de regreso, Gregorio comenzó a sentir celos y envidia por el éxito de Tobi. Fue entonces cuando Gregorio planeó una traición para quedarse con los frutos y dejar a Tobi sin nada.
Cuando estaban cerca de llegar a casa, Gregorio empujó a Tobi hacia un barranco y tomó los frutos para sí mismo. Tobi cayó al agua pero logró nadar hasta la orilla sin ningún rasguño.
Se sentía triste por la traición de su compañero, pero sabía que debía seguir adelante por su mamá. Con determinación, Tobi buscó otro camino hacia el árbol mágico y esta vez lo encontró solo. Lleno de esperanza, recolectó tantos frutos como pudo cargar y regresó corriendo hacia su casita.
Cuando llegó a casa con los brazos llenos de comida, su mamá no podía creerlo. Estaba tan orgullosa de su valiente hijo y juntos disfrutaron del festín más delicioso que habían tenido en mucho tiempo.
A partir de ese día, Tobi aprendió la importancia de confiar en uno mismo y no dejarse influenciar por las malas intenciones de otros. Comprendió que siempre hay obstáculos en el camino, pero si perseveramos con bondad y determinación, siempre encontraremos la felicidad.
Y así, Tobi y su mamá vivieron felices comiendo frutos del árbol mágico y recordando que el verdadero valor está en el corazón de quienes no se rinden ante las adversidades.
FIN.