El valiente viaje del niño y los animales feroces



Había una vez en un pequeño pueblo cerca de un gran río, un niño llamado Mateo, quien vivía con su abuelo, Don Manuel. Un día, Don Manuel se enfermó gravemente, y el médico del pueblo dijo que la única cura era una planta especial que crecía al otro lado del río. El problema era que para llegar allí, Mateo debía cruzar un bosque peligroso, habitado por animales feroces, como lobos, osos y serpientes. A pesar del miedo, Mateo sabía que debía salvar a su abuelo, por lo que decidió enfrentar el desafío.

Equipado con una mochila llena de provisiones, Mateo se adentró en el bosque. Pronto, se encontró con un lobo que bloqueaba su camino, mostrando sus afilados dientes. Mateo recordó lo que su abuelo le había enseñado sobre la valentía y la astucia. Sin dudarlo, le dijo al lobo: -Hola, señor lobo, solo estoy de paso y no quiero causarte problemas. El lobo, sorprendido por la valentía del niño, decidió dejarlo pasar.

Siguiendo su camino, Mateo se topó con un oso enorme que bloqueaba el sendero. El oso gruñía amenazadoramente, pero Mateo recordó lo que su abuelo le había enseñado sobre el respeto a la naturaleza. Con voz firme, le dijo al oso: -Disculpa, señor oso, solo necesito pasar para encontrar una planta especial que curará a mi abuelo. El oso, conmovido por la determinación del niño, le abrió paso.

Más adelante, Mateo se encontró con una serpiente venenosa que se deslizaba por el suelo. La serpiente se preparaba para atacar, pero Mateo recordó lo que su abuelo le había enseñado sobre la calma en momentos de peligro. Con manos temblorosas, le dijo a la serpiente: -Señora serpiente, no deseo hacerte daño, solo debo cruzar para salvar a mi abuelo. La serpiente, impresionada por la valentía y la amabilidad de Mateo, decidió no atacarlo.

Finalmente, después de superar todas las pruebas, Mateo llegó al otro lado del río y encontró la planta especial. De regreso a casa, preparó una medicina con la planta y, gracias a su valentía, su abuelo se curó completamente. Todos en el pueblo celebraron la valentía del pequeño Mateo, quien enseñó que con coraje, respeto y bondad, se pueden superar los desafíos más grandes. Desde entonces, Mateo se convirtió en un ejemplo de valentía para todos los niños del pueblo.

FIN.

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