El valle de la alegría



Había una vez en el reino de las maravillas, dos jóvenes llamados Feli y Juli Hernán. Eran novios inseparables y también los reyes del país. Juntos gobernaban con amor y sabiduría, haciendo que todos los habitantes fueran felices.

Un día, mientras paseaban por los jardines del castillo, Feli encontró un pequeño pajarito herido en el suelo. Sin dudarlo, lo recogió con cuidado entre sus manos y lo acercó a Juli. - ¡Juli! Mira lo que he encontrado.

Este pajarito necesita nuestra ayuda - dijo Feli preocupada. Juli tomó al pajarito suavemente y examinó sus alas lastimadas. Ambos sabían que debían ayudar al animalito a sanar.

Decidieron llevarlo a la biblioteca real, donde buscaron información sobre cómo curar a los pájaros heridos. Descubrieron que necesitaba descanso y alimento adecuado para recuperarse. Feli se encargó de preparar una cama caliente con hojas secas en una caja de cartón mientras Juli buscaba frutas frescas para alimentarlo.

Trabajaron juntos como un equipo amoroso para asegurarse de que el pequeño pajarito tuviera todo lo que necesitaba para sanar. Día tras día, Feli y Juli cuidaron del pajarito con paciencia y dedicación.

Le dieron nombre: Pluminio, porque tenía unas plumitas muy coloridas en su cabeza. Mientras Pluminio se recuperaba, Feli y Juli aprovechaban cada momento libre para enseñarle cosas nuevas sobre el reino de las maravillas.

Le mostraban las flores más hermosas, los ríos cristalinos y los animales que habitaban en el bosque encantado. Pluminio se convirtió en un miembro más de la familia real. Aprendió a cantar canciones alegres y siempre estaba dispuesto a acompañarlos en sus aventuras por el reino.

Un día, mientras exploraban una cueva misteriosa, encontraron una puerta secreta que los llevó a un lugar desconocido. Era un valle lleno de árboles frutales y cascadas brillantes. - ¡Qué maravilla! - exclamó Feli emocionada. - Sí, es increíble - dijo Juli asombrado.

Feli y Juli decidieron llamar al lugar "El Valle de la Alegría" porque todo lo que había allí les hacía sentir muy felices. Decidieron compartirlo con todos los habitantes del reino para que pudieran disfrutar de su belleza también.

Organizaron una gran fiesta donde todos bailaron, cantaron y comieron las deliciosas frutas del valle. Fue un momento especial donde se demostró el amor entre ellos y hacia su pueblo.

Desde ese día, El Valle de la Alegría se convirtió en uno de los lugares favoritos del reino. Las personas iban allí para encontrar paz, alegría y recordar lo importante que es cuidarse unos a otros como Feli y Juli habían hecho con Pluminio.

Y así fue como Feli y Juli Hernán enseñaron al reino de las maravillas el poder del amor incondicional, la importancia de cuidar a los seres más vulnerables y cómo juntos pueden crear lugares mágicos donde todos sean felices.

FIN.

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