El valle de la amistad
Había una vez, en un lejano valle, cuatro dinosaurios que vagaban solos. Había un Tiranosaurio Rex llamado Tito, un Triceratops llamado Trini, un Diplodocus llamado Dino y un Velociraptor llamado Vico.
Cada uno de ellos era fuerte y valiente, pero se sentían solos en aquel inmenso mundo prehistórico. Un día, mientras caminaban por el valle en busca de comida, escucharon el sonido del agua corriendo.
Intrigados, siguieron el ruido y descubrieron un hermoso arroyo cristalino que fluía suavemente entre las rocas. Los cuatro dinosaurios se acercaron cautelosos al borde del arroyo y allí encontraron algo más que agua fresca: encontraron la amistad. - ¡Hola! Soy Tito - dijo el Tiranosaurio Rex con una sonrisa tímida.
- ¡Yo soy Trini! - exclamó el Triceratops emocionado. - ¡Qué bueno conocerlos! Soy Dino - dijo el Diplodocus con alegría. - Y yo soy Vico, ¿puedo ser su amigo? - preguntó el Velociraptor tímidamente.
Los cuatro dinosaurios se miraron unos a otros y sintieron algo especial en sus corazones. Por primera vez en mucho tiempo, no estaban solos. Juntos jugaron en el arroyo, cazaron juntos y compartieron historias bajo la luz de la luna.
Con el paso de los días, la amistad entre Tito, Trini, Dino y Vico creció más fuerte que nunca. Descubrieron que al estar juntos podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara en aquel mundo antiguo.
Se protegían mutuamente de los peligros y celebraban juntos cada pequeña victoria. Un día, mientras exploraban una cueva oscura en busca de tesoros perdidos (como les gustaba llamar a las piedras brillantes), se encontraron con un feroz Carnotaurus que bloqueaba la salida de la cueva.
- ¡Oh no! ¿Qué haremos ahora? - exclamó Trini asustada. - No te preocupes amigos, juntos somos más fuertes - dijo Tito con determinación. - Sí, tenemos poder cuando estamos unidos - agregó Dino con valentía.
- ¡Vamos a mostrarle a ese Carnotaurus quiénes somos! - gritó Vico emocionado. Los cuatro dinosaurios avanzaron hacia el Carnotaurus con paso firme y decidido.
Con astucia y trabajo en equipo lograron confundir al depredador hasta que finalmente pudieron escapar de la cueva sano y salvo. Al salir a la luz del sol brillante, los cuatro amigos se abrazaron emocionados por haber superado juntos aquel desafío tan grande. Se dieron cuenta de que tenían algo muy especial: tenían amistad verdadera.
Desde ese día en adelante, Tito, Trini, Dino y Vico siguieron siendo inseparables. Aprendieron que la amistad es como una fuerza mágica que los mantenía unidos pase lo que pase.
Y así continuaron viviendo aventuras increíbles junto al arroyo donde habían descubierto lo importante que es tener amigos para seguir adelante con fuerza y valor. Y colorín colorado este cuento ha terminado; pero recuerda siempre: "La verdadera amistad nos da poder para enfrentar cualquier desafío".
FIN.