El Valle de las Mariposas
Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de majestuosas montañas y ríos cristalinos, un niño llamado Tomás. Tomás era un niño curioso y soñador que pasaba sus días explorando la naturaleza y jugando con sus amigos. Su lugar favorito lo había apodado "El Valle de las Mariposas" por la gran cantidad de mariposas de colores que allí volaban.
Un día, mientras Tomás recolectaba flores para hacer un ramo, se encontró con una mariposa muy especial. Tenía los colores más brillantes que había visto, y con un suave aleteo se le acercó.
"Hola, pequeño humano. Mi nombre es Lila. Estoy aquí para ayudarte con una misión especial" - dijo la mariposa, emocionada.
Tomás, sorprendido, exclamó: "¿Una misión? ¿Cómo puedo ayudarte?"
"En el Valle de las Mariposas hemos perdido nuestro brillo. Un día, un viento muy fuerte se llevó nuestros colores, y ahora necesitamos encontrar el polvo mágico que nos devuelva la alegría y la vida" - explicó Lila.
Tomás, decidido, aceptó ayudar a Lila. Juntos comenzaron a buscar el polvo mágico. Atravesaron el bosque encantado, donde se encontraron con un búho sabio que les dijo:
"Para encontrar el polvo mágico, necesitan resolver un acertijo muy antiguo. Escuchen con atención..."
El búho dejó caer una pluma y dijo:
"Soy ligero como una pluma, pero un ratón me puede hundir. ¿Qué soy?"
Tomás pensó por un momento y respondió con alegría:
"¡El agua!"
"Correcto, joven aventurero. Deben buscar el río que fluye hacia el norte, allí encontrarán lo que buscan" - respondió el búho, mientras les guiñaba un ojo.
Tomás y Lila continuaron su camino hasta que llegaron a un río brillante, cuyas aguas danzaban al ritmo del viento. Allí, vieron un remolino que atrapaba pequeños destellos de luz.
"¡Es el polvo mágico!" - exclamó Lila, agitando sus alas con entusiasmo. "¡Pero hay que tener cuidado!"
Tomás se acercó al borde, pero en ese momento, una corriente fuerte lo empujó.
"¡Ayuda!" - gritó Tomás.
Lila voló rápido y, con su aliento mágico, creó una burbuja que envolvió a Tomás y lo alejó del peligro. "Debemos ser más astutos. Necesitamos un plan" - dijo Lila, mientras pensaba.
Tomás recordó las piedras brillantes que había encontrado en el bosque. "Si construimos un camino hacia el polvo, quizás podamos alcanzarlo sin caer al río"
Lila, entusiasmada, comenzó a recolectar las piedras mientras Tomás las organizaba. Trabajaron juntos y pronto tuvieron un brillante camino de piedras.
"¡Vamos!" - dijo Tomás, dando el primer paso sobre las piedras.
Poco a poco, alcanzaron el remolino. Lila usó sus alas mágicas para levantar el polvo, que empezaba a brillar intensamente.
"¡Lo conseguimos!" - gritó emocionado Tomás.
Pero de pronto, escucharon un rugido detrás de ellos. Era un enorme dragón que quería apoderarse del polvo mágico para sí solo. "¡Ese brillo es mío!" - bramó el dragón.
Tomás, aterrado, pero decidido a no dejarse vencer, le dijo al dragón:
"Este polvo no es solo para brillar, es para compartir la alegría con todos. Te invito a unirte a nosotros, así también podrás brillar" -
El dragón, confundido, pidió explicaciones.
"¿Compartir alegría? Nunca lo he hecho. Dime más" - dijo el dragón, con un tono más suave.
Tomás y Lila le explicaron cómo el polvo mágico devolvería los colores y la felicidad al Valle de las Mariposas. El dragón, al darse cuenta de que también quería ser parte de algo especial, decidió ayudarlos.
"Nunca pensé que la alegría se multiplicara cuando se comparte. Estoy listo para ayudar" - dijo el dragón, mientras usaba su aliento para soplar el polvo hacia el valle.
Cuando el polvo mágico tocó flores y mariposas, el valle cobró vida de nuevo. Tomás, Lila y el dragón festejaron mientras todos los colores volvían a brillar intensamente.
"Gracias, Tomás, por recordarnos la importancia de compartir. Juntos somos más fuertes" - dijo Lila, con gratitud.
Desde aquel día, El Valle de las Mariposas no solo era un lugar hermoso, sino también un espacio donde los amigos, incluso los inesperados, aprendieron a compartir la felicidad y a cuidarse unos a otros.
Y así, Tomás, Lila y el dragón vivieron muchas más aventuras, siempre recordando que el verdadero brillo se encuentra en el amor y la amistad.
FIN.