El valle de los lazos perdidos


En un lejano valle, donde los árboles eran gigantes y el cielo siempre azul, vivían los dinosaurios. Había tiranosaurios, triceratops, velociraptores y muchos otros que convivían en armonía bajo la atenta mirada del sabio brontosaurio Don Pata Grande.

Un día, mientras los dinosaurios jugaban y se divertían, un terremoto sacudió la tierra. Todos sintieron miedo y corrieron en busca de refugio.

Cuando todo se calmó, descubrieron que una enorme grieta había aparecido en medio del valle, separando a muchos de ellos de sus familias. -¡Oh no! ¿Qué haremos ahora? -exclamó la pequeña triceratops llamada Trixie, con lágrimas en los ojos. Don Pata Grande se acercó a ella con calma y dijo: -Tranquila Trixie, encontraremos una solución juntos.

No perdamos la esperanza. Decidieron entonces organizar equipos para ayudar a cruzar la grieta a aquellos que lo necesitaban.

Los velociraptores utilizaron su velocidad para llevar mensajes entre ambos lados del valle, los braquiosaurios ofrecieron su largo cuello como puente y los pterodáctilos ayudaron a volar a los más pequeños hasta el otro lado. Poco a poco, todos fueron cruzando la grieta gracias al trabajo en equipo y la solidaridad entre ellos.

Sin embargo, cuando parecía que ya nadie quedaba al otro lado, escucharon un rugido desgarrador. Era Terry el tiranosaurio, quien no podía cruzar debido a su gran tamaño. -¡No puedo hacerlo! ¡Estoy demasiado grande! -gritaba desesperado Terry.

Los demás dinosaurios se miraron preocupados sin saber qué hacer. Fue entonces cuando Trixie tuvo una idea brillante. -¡Esperen! ¡Todos juntos podemos lograrlo! Si nos organizamos y trabajamos en equipo podremos ayudar a Terry.

Así fue como cada dinosaurio buscó la forma de colaborar: los estegosaurios empujaron desde atrás con sus placas dorsales mientras que los anquilosaurios tiraban con todas sus fuerzas desde adelante.

Los dromeosaurios apoyaron con palos para hacer de puente y finalmente lograron que Terry pudiera cruzar sano y salvo al otro lado. Una vez reunidos nuevamente todos juntos en el valle seguro, celebraron emocionados haber superado juntos aquel desafío. -Gracias por no rendirse nunca y por demostrar que trabajando en equipo todo es posible -dijo emocionado Don Pata Grande.

Desde ese día, los dinosaurios aprendieron que ante cualquier problema o dificultad lo importante es mantener la calma, trabajar juntos y nunca perder la esperanza.

Y así siguieron viviendo aventuras increíbles en aquel maravilloso valle donde reinaba la amistad y el compañerismo entre todas las especies prehistóricas.

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