El Valor de Casarse



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Sonrisas, una pareja de amigos muy unida: Kit y Martina. Aunque se conocían desde muy chicos, con el paso del tiempo, su amistad se transformó en algo más profundo. Día tras día, el amor florecía entre ellos, pero había algo que empezó a preocuparlos: el tema del matrimonio.

Un día, mientras paseaban por el parque, Kit preguntó:

- ¿Martina, alguna vez has pensado en casarte?

- La verdad es que sí, pero me da un poco de miedo... - respondió Martina, mirando al suelo.

- ¿Miedo? ¿A qué? - inquirió Kit, intrigado.

- A que si nos casamos, quizás todo cambie. No quiero perder nuestra conexión. - dijo Martina, apretando sus manos nerviosamente.

Kit asintió, comprendiendo su inquietud. Era cierto que el matrimonio era un paso grande, pero no podía evitar sentir que era un camino natural para ellos. Sin embargo, el miedo comenzó a crecer en ambos, y poco a poco, la idea de casarse se convirtió en un tema tabú.

Un día, decidieron ir a visitar a la anciana Doña Rita, conocida por su sabiduría en el pueblo. Al llegar a su casa, Martina le explicó su temor:

- Doña Rita, tengo miedo de casarme porque no quiero perder lo que tenemos.

- Mi querida Martina - comenzó Doña Rita con una calidez en su voz -, el matrimonio no es el final de una historia, sino el inicio de una nueva aventura. Es como subirse a un tren juntos. Hay paradas, pero el viaje se hace más emocionante cuando lo compartimos con alguien especial.

Kit, al escuchar eso, se sintió aliviado.

- Pero, ¿y si el tren se descarrila? - preguntó con cierta preocupación.

- A veces el tren puede tambalearse, eso es parte de la vida. Lo importante es que se sostengan el uno al otro y encuentren una solución juntos. - respondió Doña Rita, sonriendo.

Aquella conversación quedó resonando en sus corazones. Decidieron hacer una lista de lo que les gustaba del uno y del otro, así como las cosas que temían. Después de tanto tiempo, decidieron sentarse y enumerar:

- A mí me encanta cómo siempre me haces reír - comenzó Kit.

- Y a mí me encanta que siempre estás dispuesto a ayudar a los demás. - respondió Martina, sonrojándose un poco.

- Pero también siento que, si nos casamos, habrá muchos cambios. - continuó Kit.

- Sí, y eso me asusta. - siguió Martina.

- Entonces podemos pensar en esos cambios juntos, así no es tan aterrador. ¿Qué te parece si creamos un ‘plan’ para nuestro futuro? - propuso Kit, entusiasmado.

Así, durante varias semanas, Kit y Martina se sentaron a soñar juntos. Hicieron un plano sobre cómo sería su vida casados, qué cosas les gustaban y qué aspectos temían. Luego, por cada miedo que tenían, pensaban en cómo podían enfrentarlos.

Cada vez que añadían una idea a su plan, se sentían menos asustados y más emocionados.

Finalmente, después de mucho pensar y soñar juntos, decidieron que estaban listos para dar el siguiente paso. Un hermoso día soleado, Kit se arrodilló y, con una sonrisa de oreja a oreja, le pidió a Martina:

- ¿Te gustaría casarte conmigo?

- ¡Sí! - gritó Martina, llenando de alegría el parque.

Y así, rodeados de amigos y familiares que los apoyaban, Kit y Martina decidieron casarse. En su ceremonia, al mirarse a los ojos, recordaron la sabiduría de Doña Rita y la importancia de enfrentar sus miedos juntos. Nunca olvidaron que el amor necesita valentía, y el verdadero viaje empieza cuando tomamos de la mano a quien amamos.

Desde aquel día, Kit y Martina no solo fueron compañeros, sino grandes cómplices en la aventura de la vida, aprendiendo juntos a enfrentar cualquier situación que la vida les presentara, siempre recordando que el amor es más fuerte que cualquier miedo.

FIN.

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