El valor de Claudio
Había una vez en la selva un mono muy simpático llamado Claudio. Era alegre, divertido y siempre estaba dispuesto a ayudar a sus amigos. Sin embargo, tenía un gran miedo: le temía a las tormentas.
Cada vez que se acercaba una tormenta, Claudio se ponía nervioso y se escondía temblando en lo más profundo de la selva.
Un día, mientras todos los animales se preparaban para una gran tormenta que se aproximaba, Claudio decidió enfrentar su miedo y buscar ayuda para superarlo. Se acercó al sabio búho de la selva, Don Eulogio, y le contó sobre su problema. "Don Eulogio, necesito tu ayuda.
Tengo mucho miedo de las tormentas y quiero poder superarlo", dijo Claudio con voz temblorosa. El búho, con su mirada sabia, escuchó atentamente a Claudio y le respondió: "Claudio, el primer paso para vencer tus miedos es entenderlos. ¿Qué es lo que más te asusta de las tormentas?".
"Me da miedo el ruido fuerte de los truenos y los relámpagos", admitió Claudio avergonzado. Don Eulogio asintió comprensivamente y le dio un consejo: "Para superar tu miedo, debes aprender sobre las tormentas y cómo funcionan.
Ven conmigo a mi biblioteca nocturna y te enseñaré todo lo que sé". Claudio siguió al búho hasta su biblioteca secreta en lo alto de un árbol centenario.
Durante horas, Don Eulogio le explicó cómo se formaban las tormentas, por qué son importantes para la naturaleza y cómo protegerse durante ellas. Poco a poco, Claudio fue perdiendo el miedo a lo desconocido. Finalmente llegó la noche de la gran tormenta.
Mientras los truenos retumbaban en el cielo y los relámpagos iluminaban la selva, Claudio permanecía junto a sus amigos sin sentir tanto temor como antes. Recordaba todo lo aprendido con Don Eulogio sobre las tormentas y se sentía más tranquilo.
De repente, un rayo cayó cerca del árbol donde estaban refugiados. Todos los animales gritaron de sorpresa excepto por Claudio quien recordando las palabras del búho mantuvo la calma. - ¡Claudio! ¡Estás tan valiente! -exclamaron sus amigos sorprendidos por su reacción ante el peligro cercano.
"Gracias amigos", respondió Claudio con una sonrisa serena en su rostro,"gracias a Don Eulogio entendí que no hay nada malo en tenerle respeto a las tormentas pero también podemos aprender cómo protegernos".
Desde ese día en adelante, cada vez que había una tormenta en la selva, Claudio demostraba ser valiente e incluso ayudaba a tranquilizar a otros animales asustados recordándoles todo lo que había aprendido junto al sabio búho Don Eulogio. Y así,Cladio dejò atrás sus miedos gracias al conocimiento adquirido.
FIN.