El valor de compartir



Augusto y Poncho eran dos amigos inseparables que les encantaba jugar en la plaza cerca de sus casas. Un día, mientras jugaban a ser granjeros, encontraron un jeep y un tractor abandonados.

"¡Mira Augusto! ¡Este jeep es mío!" gritó Poncho emocionado. "No, no, no. Yo lo vi primero. El jeep es mío. " respondió Augusto con firmeza. La discusión se volvió cada vez más intensa hasta que finalmente empezaron a pelearse por los juguetes.

Empujones, gritos y lágrimas llenaron la plaza mientras los niños luchaban por lo que creían era suyo. De repente, un hombre mayor se acercó a ellos y les preguntó qué estaba pasando.

Los niños explicaron la situación y el hombre les hizo una pregunta muy sabia:"¿Qué pasaría si pudieran compartir los juguetes?"Augusto y Poncho se miraron confundidos al principio pero luego comenzaron a pensar en lo que dijo el hombre.

Comenzaron a hablar sobre cómo podrían jugar juntos con ambos juguetes sin tener que pelearse por ellos. Finalmente llegaron a un acuerdo: Augusto tendría el jeep para conducirlo alrededor de la plaza mientras Poncho usaría el tractor para arar "la tierra".

Luego intercambiarían después de unos minutos para poder disfrutar de ambos juguetes. Los niños aprendieron una valiosa lección ese día: compartir puede ser mucho más divertido que pelearse por algo.

Y así fue como Augusto y Poncho se convirtieron en los mejores amigos del mundo, siempre dispuestos a compartir todo lo que tenían entre sí.

FIN.

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