El valor de compartir
Había una vez un niño llamado Joaquín que tenía muchos juguetes, desde pelotas hasta autitos y muñecos. Pero había algo que lo hacía diferente a los demás niños: nunca quería prestar sus juguetes.
Un día, en el parque, un grupo de niños se acercó a Joaquín para jugar con él. Le preguntaron si podían usar algunos de sus juguetes para jugar juntos, pero Joaquín respondió:- No, estos son mis juguetes y no quiero compartirlos.
Los otros niños se sintieron tristes y decepcionados al escuchar esto. Uno de ellos, llamado Tomás, decidió hablar con su mamá sobre lo que había pasado en el parque.
La mamá de Tomás le explicó que compartir es importante porque ayuda a hacer amigos y a ser más feliz. También le contó una historia sobre un niño llamado Lucas que solía ser muy egoísta con sus cosas hasta que aprendió la importancia de compartir.
Tomás decidió contarle la historia a Joaquín al día siguiente en el parque:- Hola Joaquín -dijo Tomás-. Ayer me hablaste de tus juguetes. Yo también tengo muchos juguetes en casa pero siempre me gusta compartirlos con mis amigos. - Bueno para ti -respondió fríamente Joaquín-.
A mí no me gusta prestar mis cosas.
Tomás entonces comenzó a contarle la historia del niño Lucas:- Había una vez un niño llamado Lucas que era igualito a ti, no quería prestar sus cosas porque pensaba que eran solo suyas. Un día llegaron unos nuevos vecinos al barrio y entre ellos estaba un chico sin juguetes. Lucas se sintió mal al verlo y decidió prestarle uno de sus autos para jugar juntos.
Desde ese día, Lucas se dio cuenta de lo importante que era compartir y comenzó a hacer amigos más fácilmente.
Joaquín escuchaba atentamente la historia mientras Tomás continuaba:- Ahora, cada vez que alguien le pide algo prestado, él siempre dice "¡claro! ¡vamos a jugar juntos!". Y así tiene muchos amigos con los que puede divertirse todo el tiempo.
Joaquín comenzó a pensar en lo que Tomás le había contado y recordó un momento en el que había querido jugar con un juguete de su amigo pero él no quiso prestarlo. Se sintió triste e incómodo al recordar esa situación y decidió cambiar su actitud. - Tienes razón -dijo Joaquín-.
A partir de ahora voy a intentar compartir mis cosas con mis amigos. Gracias por enseñarme la importancia de ser generoso. Desde ese día, Joaquín comenzó a prestar sus juguetes sin problemas y encontró nuevos amigos con quienes podía compartir momentos divertidos.
Aprendió una valiosa lección sobre la importancia del compañerismo y nunca volvió a negarse a jugar junto a otros niños nuevamente.
FIN.