El valor de hacer lo correcto en el bosque
Jaimito era un niño muy curioso y aventurero. Vivía en una casa cercana al bosque, donde solía jugar con sus amigos todos los días.
Sin embargo, a pesar de su buen corazón, Jaimito tenía un problema: a veces se comportaba mal y no respetaba las reglas. Un día, mientras paseaba por el bosque con sus amigos, encontraron un nido de pájaros abandonado. Jaimito decidió llevárselo a casa para cuidarlo él mismo.
Pero cuando llegó a su hogar, su mamá le explicó que no podían tener animales salvajes en casa sin permiso. "Pero mamá, yo sólo quería ayudar", dijo Jaimito con tristeza. "Lo sé hijo, pero debemos respetar la naturaleza y las leyes", respondió su madre.
A partir de ese momento, Jaimito decidió ser más consciente de sus acciones y comportarse bien en todo momento.
Empezó a ayudar en casa sin quejarse, obedecía las órdenes de sus padres y maestros sin protestar y siempre buscaba maneras de hacer el bien. Sin embargo, pronto descubrió que ser bueno todo el tiempo no era fácil.
Sus amigos lo empezaron a molestar por ser "el niño perfecto" y algunos incluso dejaron de jugar con él porque ya no hacía cosas divertidas como antes. "¿Por qué tengo que ser siempre bueno si nadie me aprecia?", se preguntaba Jaimito tristemente. Pero entonces recordó algo importante: estaba haciendo lo correcto porque era lo correcto.
No necesitaba la aprobación o aceptación de los demás para saber que estaba haciendo lo correcto. Con el tiempo, los amigos de Jaimito comenzaron a notar su buen comportamiento y lo empezaron a admirar.
Se dieron cuenta de que siempre podían contar con él para hacer lo correcto y ayudar en cualquier situación. "Jaimito, eres un verdadero amigo", le dijo uno de sus compañeros. Jaimito sonrió feliz. Sabía que ser bueno no era fácil, pero valía la pena al final del día.
Y así fue como se convirtió en el niño más querido y respetado del bosque gracias a su buen comportamiento y actitud positiva hacia la vida.
FIN.