El valor de José Antonio


José Antonio Páez era un niño aventurero y curioso que vivía en las llanuras de Venezuela. Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, se adentró más de lo habitual y terminó perdiéndose entre los árboles frondosos.

La tarde caía rápidamente y José Antonio comenzó a sentir miedo. - ¡Oh no! ¿Cómo voy a salir de aquí? -se decía a sí mismo mientras miraba a su alrededor, sin reconocer nada familiar.

El sol se ocultó por completo y la oscuridad se apoderó del bosque. Los ruidos nocturnos lo asustaban aún más, pero decidió mantener la calma y buscar una solución.

Recordó las historias que su abuelita le contaba sobre valientes héroes que enfrentaban situaciones difíciles con coraje y determinación. Decidió entonces seguir caminando en una dirección, esperando encontrar alguna pista que lo llevara de regreso a casa. De repente, escuchó un ruido extraño detrás de unos arbustos.

Con valentía, se acercó despacio y descubrió que era un pequeño zorro herido. - ¡Pobrecito! No te preocupes, te ayudaré -dijo José Antonio con ternura mientras examinaba la pata lastimada del animalito.

Con cuidado, improvisó un vendaje con algunas hojas y ramitas para proteger la herida del zorrito. El animal lo miraba con gratitud en sus ojos brillantes. José Antonio sonrió al ver cómo su acción había marcado una diferencia positiva en medio de aquella situación aterradora.

Continuaron caminando juntos por el bosque, ahora con el zorro como compañero fiel. De repente, escucharon voces familiares que resonaban entre los árboles: eran sus padres y vecinos buscándolo desesperadamente. - ¡José Antonio! ¡Aquí estamos! -gritaban desde lejos.

El niño corrió emocionado hacia ellos junto al zorro herido en brazos. Sus padres lo abrazaron con alivio y alegría al verlo sano y salvo. - ¿Cómo lograste encontrarnos? -preguntaron sorprendidos.

- Gracias a mi amigo zorro aquí presente -respondió José Antonio orgulloso-, juntos nos ayudamos mutuamente en esta aventura inolvidable. Esa noche, todos celebraron el regreso seguro de José Antonio e hicieron una fogata para contar historias bajo las estrellas.

El niño aprendió una importante lección: nunca debía perder la esperanza ni dejar de ser amable incluso en las situaciones más difíciles. Desde ese día, José Antonio Páez siguió siendo conocido como el valiente niño que supo encontrar luz en medio de la oscuridad gracias a su bondad y coraje inquebrantables.

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