El valor de Juanito



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Pueblo Alegre, un niño llamado Juanito.

Juanito era un niño valiente y decidido, pero esta vez se enfrentaba a su mayor desafío: su madre estaba enferma y necesitaba medicina urgente que solo se encontraba al otro lado del Bosque Oscuro, un lugar temido por todos en el pueblo por sus misteriosas leyendas.

Juanito sabía que no podía esperar más, así que decidió armar su mochila con algunas provisiones y emprender la peligrosa travesía hacia el Bosque Oscuro. Mientras caminaba por el sendero cubierto de sombras, comenzó a escuchar extraños sonidos que lo hacían temblar de miedo.

Sin embargo, recordó las palabras de su madre: "La valentía no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de seguir adelante a pesar de él". De repente, una figura oscura salió entre los árboles y bloqueó el camino de Juanito.

Era el Guardián del Bosque Oscuro, una criatura mitad hombre mitad árbol que protegía el bosque de intrusos. "¿Qué haces aquí, niño?"- gruñó el Guardián con voz profunda. Juanito tragó saliva y con voz temblorosa respondió: "Necesito atravesar este bosque para conseguir medicina para mi madre enferma.

Por favor, déjame pasar". El Guardián lo observó con detenimiento y finalmente asintió: "Muy bien, pero ten cuidado. El bosque puede ser traicionero para aquellos sin coraje". Con determinación en su corazón, Juanito siguió adentrándose en el Bosque Oscuro.

En cada paso se encontraba con nuevos desafíos: criaturas fantásticas que intentaban asustarlo, trampas ocultas bajo las hojas y sus propios miedos internos que amenazaban con paralizarlo.

Pero cada vez que sentía dudas, recordaba la sonrisa amorosa de su madre y eso le daba fuerzas para seguir adelante. Después de horas de travesía agotadora, finalmente llegó a la Cueva del Sabio Anciano donde se encontraba la medicina tan ansiada.

El anciano le entregó un frasco lleno de hierbas curativas y le dijo: "Tu valentía te ha guiado hasta aquí joven Juanito. Ahora regresa a tu hogar y cuida siempre a tu madre como lo has hecho hoy".

Con la medicina en mano, Juanito emprendió el regreso al Pueblo Alegre sintiéndose orgulloso de sí mismo. Al salir del Bosque Oscuro, fue recibido por los habitantes del pueblo que lo aclamaron como un héroe por su valentía y determinación.

Desde ese día en adelante, Juanito supo que no había obstáculo demasiado grande si se enfrentaba con coraje y amor en su corazón.

Y cada vez que miraba hacia el Bosque Oscuro recordaba la importante lección aprendida: nunca hay que rendirse ante los desafíos porque dentro de uno mismo siempre habita la verdadera fuerza para superarlos. Y colorín colorado... ¡este cuento se ha acabado!

FIN.

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