El valor de Juliana



Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Juliana. Juliana no tenía miedo de los monstruos que vivían debajo de su cama.

Mientras que otros niños temblaban de terror al imaginar criaturas espeluznantes acechando en la oscuridad, Juliana simplemente se acurrucaba bajo las mantas y cerraba los ojos con valentía. El jefe de todos los monstruos del pueblo era Acero, un ser imponente con piel de metal y ojos brillantes como estrellas.

Acero se preguntaba por qué Juliana no les temía a él y a sus compañeros monstruos. Decidió investigar más a fondo y descubrió el motivo detrás de la valentía de la niña: su propio padre, quien luchaba contra el alcoholismo.

Un día, cuando el sol se ocultaba en el horizonte y las sombras comenzaban a alargarse, Acero salió sigilosamente de debajo de la cama de Juliana.

Se materializó frente al padre de la niña, un hombre abrumado por sus propios demonios internos. - ¡Hola! ¿Quién eres tú? -preguntó el padre sorprendido al ver a Acero frente a él. - Soy Acero, el jefe de los monstruos que viven bajo la cama de tu hija -respondió con firmeza Acero-.

He venido para hablar contigo sobre algo importante. El padre miró fijamente a Acero, sintiendo una mezcla extraña entre curiosidad y temor en su interior. - ¿De qué quieres hablar? -inquirió el hombre con voz ronca.

Acero explicó al padre cómo su propia batalla contra el alcohol estaba afectando profundamente a su hija Juliana. Le mostró imágenes proyectadas en las paredes del cuarto donde se veían momentos dolorosos que la niña había presenciado debido al alcoholismo descontrolado del padre.

El hombre escuchaba atentamente cada palabra que salía de los labios metálicos de Acero. Por primera vez en mucho tiempo, pudo ver claramente cómo su comportamiento estaba lastimando a quienes más amaba. - Entiendo... -susurró el padre con pesar-.

No quería causarle tanto daño a mi pequeña Juliana. No quiero ser un monstruo para ella... Acero le tendió una mano amiga al hombre afligido y le dijo:- Aún estás a tiempo de cambiar tu camino.

Reconoce tus errores y busca ayuda para superar tus problemas. Tu hija te necesita más que nunca. El padre asintió lentamente, sintiendo un nudo en la garganta por todas las emociones encontradas que lo invadían en ese momento.

Desde esa noche, todo cambió en aquella casa. El padre buscó apoyo para vencer su adicción al alcohol y comenzó un camino hacia la recuperación guiado por profesionales y por el amor incondicional hacia su hija Juliana.

Con el paso del tiempo, Juliana dejó finalmente atrás cualquier rastro del miedo que alguna vez pudo haber sentido hacia los monstruos bajo su cama.

Ahora sabía que el verdadero valor residía en enfrentar los problemas reales que podían hacerle daño, como lo hizo su valiente papá al luchar contra sus propias sombras internas. Y así, gracias a la intervención inesperada pero necesaria del jefe Acero, tanto Juliana como su padre aprendieron importantes lecciones sobre coraje, perdón y transformación personal.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!