El valor de la actitud positiva



En una soleada tarde de sábado, Lalo se encontraba en su habitación jugando con sus autos de carrera. De repente, escuchó a su mamá llamarlo desde la cocina.

"- ¡Lalo, ven aquí por favor! Necesito que me ayudes a llevar estas compras al auto", dijo su mamá. Lalo bufó molesto y pensó para sí mismo: "Siempre tengo que hacer todo yo en esta casa".

A regañadientes, Lalo fue a la cocina y ayudó a cargar las bolsas en el auto. Mientras tanto, Isaac observaba atentamente a su hermano mayor. "- ¿Por qué estás siempre tan enojado, Lalo?" preguntó Isaac con curiosidad. Lalo no respondió y simplemente siguió cargando las bolsas sin prestarle atención a su hermanito.

Una vez terminaron, volvieron adentro de la casa. Esa noche, durante la cena, los papás de Lalo notaron lo callado que estaba su hijo mayor. Decidieron hablar con él después de cenar.

"- Lalo, ¿qué te pasa? Pareces muy molesto últimamente", preguntó su papá con preocupación. Lalo suspiró y finalmente decidió abrirse con sus papás. Les contó cómo se sentía constantemente frustrado porque todo le salía mal y siempre se olvidaba de las cosas importantes.

Sus papás escucharon atentamente y luego le explicaron algo muy importante: la importancia de tener una actitud positiva ante los desafíos y errores que enfrentamos en la vida.

Le dijeron que todos cometemos errores y es normal sentirnos frustrados a veces, pero lo importante es aprender de esas experiencias para crecer como personas. Después de esa conversación, Lalo comenzó a ver las cosas desde otra perspectiva.

Decidió tomar el consejo de sus papás y empezar cada día con una sonrisa en lugar de estar siempre enojado por las cosas que no salían como esperaba. Con el tiempo, Lalo notó un cambio en su actitud y en cómo se desenvolvía en sus actividades diarias.

Ya no se olvidaba tanto de las cosas e incluso empezó a disfrutar más del tiempo con su familia y amigos.

Isaac también notó la transformación de su hermano mayor y un día le dijo:"- ¡Lalo, ahora entiendo por qué estabas tan enojado antes! Pero me alegra verte feliz ahora". Y así, entre risas y juegos en familia, Lalo aprendió una valiosa lección: que está bien cometer errores siempre y cuando aprendamos de ellos para mejorar cada día.

FIN.

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