El valor de la amistad
Emiliano era un niño muy activo y siempre le gustaba correr. Desde chiquito, sus padres notaron que tenía mucha energía y lo inscribieron en una escuela de atletismo para niños.
Emiliano se enamoró del deporte desde el primer día. Un día, mientras entrenaba con su equipo, un nuevo niño llegó a la escuela. Se llamaba Juan y estaba sentado en una esquina observando a los demás niños entrenar.
Emiliano se acercó a él y le preguntó: "¿Querés venir a correr con nosotros?". Juan respondió tímidamente: "No sé si puedo correr tan rápido como ustedes". Emiliano sonrió y dijo: "No importa si corres rápido o lento, lo importante es divertirse".
Desde ese momento, Juan comenzó a entrenar con ellos todas las semanas. Emiliano siempre lo motivaba cuando se cansaba diciéndole cosas como: "¡Vamos Juan! ¡Tú puedes hacerlo!".
Pero un día, durante una carrera de entrenamiento, Emiliano tropezó con una piedra y cayó al suelo lastimándose la pierna. Los demás niños se preocuparon mucho por él y lo llevaron rápidamente al hospital. Después de varios días en reposo absoluto, Emiliano comenzó a sentirse triste porque no podía volver a correr tan pronto como quería.
Juan fue a visitarlo al hospital para animarlo:"¿Cómo estás amigo?""Triste porque no puedo correr", respondió Emiliano. "Pero eso no significa que nunca más puedas hacerlo", dijo Juan. "Mira yo seré tu compañero de rehabilitación así juntos volvemos a correr".
Emiliano se sintió mejor después de hablar con Juan. Comenzaron a entrenar juntos, primero caminando y luego trotando hasta que Emiliano se recuperó completamente. "¡Lo logramos!" gritaron al llegar a la meta.
Desde ese momento, Emiliano aprendió que el deporte no solo era para ganar carreras sino para hacer amigos y superar obstáculos juntos. Y así, siempre recordaría lo importante que es tener un compañero en las buenas y en las malas.
Y por supuesto, nunca dejaría de correr porque eso le hacía sentir libre y feliz.
FIN.