El valor de la amistad




Había una vez en un pequeño pueblo, dos hermanos llamados Pedro y Pablo. Eran inseparables y compartían una amistad tan fuerte que parecían tener un lazo más allá de la sangre. Pedro siempre decía: "A Pablo nada le falte".

Un día, mientras paseaban por el bosque, encontraron un árbol con brillantes hojas de oro. Emocionados, decidieron emprender un viaje para descubrir más tesoros.

En su travesía, se encontraron con un hada amable que ofrecía un desafío: resolver tres acertijos para obtener la llave que abriría el cofre de los tesoros. Llenos de determinación, los hermanos aceptaron el desafío. Por el camino, se toparon con un anciano que no tenía comida ni techo.

Pablo quiso ayudarlo, pero Pedro le dijo que aún debían continuar con su misión. Al llegar al primer acertijo, se sorprendieron al descubrir que requería trabajar en equipo. Al resolverlo, encontraron la primera llave. Luego, se encontraron con una joven a la que le faltaba dinero para estudiar.

Nuevamente, Pablo quiso ayudar, pero Pedro insistió en seguir con su misión. Al resolver el segundo acertijo, encontraron la segunda llave. Finalmente, se encontraron con un niño triste que anhelaba un hogar cálido y amoroso.

A pesar de la insistencia de Pablo, Pedro lo apuró para resolver el último acertijo. Al obtener la tercera llave, regresaron junto al hada, quien les contó que los verdaderos tesoros eran la solidaridad, la compasión y el amor.

Pedro se sintió afligido al reconocer que su afán por los tesoros materiales lo había cegado. Decidió hacer un cambio y, junto a Pablo, ayudaron al anciano, a la joven y al niño.

Descubrieron que el verdadero tesoro era ayudar a los demás y tener un espíritu solidario. Desde entonces, Pedro y Pablo compartieron su fortuna con los necesitados, recordando siempre que lo más valioso en la vida es el amor y la amistad.

FIN.

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