El valor de la amistad



Había una vez un marciano llamado Zog que vivía en el planeta Marte.

Zog era muy curioso y siempre estaba explorando su planeta, pero un día decidió aventurarse más allá de los límites de su hogar y se dirigió a la Tierra. Cuando llegó a nuestro planeta, Zog encontró un lugar lleno de vida y color, con muchos animales diferentes. Pero mientras caminaba por la selva, se topó con un enorme dinosaurio llamado Spino.

"¡Hola! Soy Zog, ¿tú quién eres?" preguntó el marciano amistosamente. "Soy Spino y no me gustan los extraterrestres como tú" respondió el dinosaurio con voz ronca.

Zog intentó explicarle que él no venía en son de guerra sino a conocer nuevos lugares y hacer amigos. Pero Spino estaba muy enfadado y no quería escuchar razones, así que comenzaron a pelear. El spinosaurus lanzaba fuertes golpes con sus garras afiladas mientras que Zog esquivaba hábilmente cada ataque gracias a su agilidad extraterrestre.

La pelea parecía interminable hasta que algo inesperado ocurrió: un pequeño pájaro cayó del nido donde vivía justo entre ellos dos. Spino miró al pajarito indefenso y recordó cuando era joven y pequeño también necesitaba protección.

Así que decidió bajar las armas e incluso ayudar al marciano a cuidar del pajarito herido. Desde ese momento, se hicieron buenos amigos y juntos emprendieron muchas aventuras por la selva.

El dinosaurio aprendió que no todos los extraterrestres son malos y Zog descubrió que incluso los seres más feroces pueden tener un corazón bondadoso. Al final, la lección que Zog y Spino aprendieron es que la amistad puede surgir de cualquier lugar, incluso en los lugares más inesperados.

Y así, ellos dos se convirtieron en amigos inseparables para siempre.

FIN.

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