El valor de la amistad
Raquel, Marta y Ana José estaban muy emocionadas por su viaje de vacaciones. Habían planeado todo con anticipación y elegido un hermoso destino en la costa argentina. El primer día, llegaron al hotel y se instalaron en sus habitaciones.
Después de refrescarse, salieron a explorar el lugar. Encontraron una playa cercana y decidieron pasar la tarde allí. Marta estaba disfrutando de las olas cuando notó que su anillo había desaparecido de su dedo.
Estaba muy triste porque era un regalo especial de su abuela. Raquel y Ana José comenzaron a ayudarla a buscarlo en la arena. Después de un rato buscando, encontraron el anillo perdido cerca del agua.
Marta estaba tan feliz que les dio un gran abrazo a sus amigas. "¡Muchas gracias chicas! No sé qué hubiera hecho sin ustedes" -dijo Marta emocionada mientras se secaba las lágrimas.
"No hay problema Martita, estamos aquí para ayudarte siempre" -respondió Raquel sonriendo"Pero ahora creo que deberíamos irnos antes de que oscurezca". Cuando volvieron al hotel, decidieron cenar juntas en el restaurante del lugar. Mientras comían, comenzaron a hablar sobre sus sueños y metas para el futuro.
Ana José compartió que quería ser veterinaria algún día para ayudar a los animales enfermos y heridos. Raquel dijo que quería ser diseñadora de moda porque le encantaba crear cosas nuevas e innovadoras. Y Marta dijo que quería ser chef porque amaba cocinar desde pequeña.
La noche fue pasando entre risas y charlas sobre sus planes para el futuro. Pero en un momento, Ana José comenzó a sentirse mal. Tenía fiebre alta y dolor de cabeza.
"¿Estás bien Ana?" -preguntó Raquel preocupada"Tienes la frente muy caliente". "No... no me siento bien" -respondió Ana José con voz débil. Raquel y Marta decidieron llevarla inmediatamente al hospital cercano.
Allí, los médicos diagnosticaron una infección viral y le recetaron medicamentos para controlar la fiebre. Durante los siguientes días, las chicas se turnaron para cuidar a Ana José mientras se recuperaba. Pasaban horas jugando juegos de mesa, viendo películas o simplemente hablando.
Finalmente, después de varios días de descanso y cuidado, Ana José se sintió lo suficientemente fuerte como para salir del hotel nuevamente. Se dirigieron a un parque cercano donde disfrutaron del sol y las vistas hermosas juntas.
"Chicas, gracias por estar aquí conmigo durante mi enfermedad" -dijo Ana José sonriendo"Realmente aprecio su amistad". "¡Por supuesto! Eso es lo que hacen las mejores amigas" -respondió Marta emocionada mientras les daba un abrazo grupal.
Y así terminó su viaje de vacaciones lleno de aventuras e imprevistos pero también lleno de amor y amistad verdadera. Las tres chicas regresaron a casa con nuevos recuerdos que guardarían en sus corazones para siempre.
FIN.