El valor de la amistad


Había una vez un perro llamado Lucio, que era considerado el más feo de todos los perros del vecindario.

Tenía el pelo desordenado y enmarañado, sus dientes sobresalían de su boca y tenía unas orejas demasiado grandes para su cabeza. Todos los demás perros se reían de él y lo evitaban. Un día, Lucio decidió salir a caminar por el parque. Mientras paseaba triste y solo, se encontró con un grupo de niños jugando en la plaza.

Los niños se acercaron a él y comenzaron a reírse de su aspecto. -¡Mira qué perro tan feo! -dijo uno. - ¡Parece un monstruo! -añadió otro. Lucio estaba tan triste que no podía ni moverse.

Pero entonces, llegó una niña llamada Sofía que cambió todo. -¿Por qué te ríen? -preguntó ella mirando fijamente a los otros niños-. Lucio es un perro como cualquier otro, sólo es diferente.

Los otros niños se quedaron callados ante las palabras de Sofía y decidieron irse. Ella le sonrió a Lucio y comenzó a acariciarle la cabeza. -Nunca te sientas mal por ser diferente -le dijo ella-.

Lo importante es ser amable con los demás y tener confianza en ti mismo. Desde ese día, Sofía visitaba regularmente al parque para jugar con Lucio. Él ya no se sentía solo o triste porque había encontrado una amiga verdadera que lo aceptaba tal cual era.

Con el tiempo, otras personas empezaron a ver lo especial que era Lucio gracias al amor y la amistad que había encontrado con Sofía. Comenzaron a acercarse a él y a verlo con otros ojos.

Lucio se convirtió en un perro feliz y lleno de vida gracias al amor, la paciencia y el respeto que le brindó su amiga Sofía.

Y aunque nunca dejó de ser diferente, aprendió que eso no era algo malo, sino todo lo contrario: era lo que lo hacía único y especial. Desde entonces, Lucio siempre recordaba las palabras de su amiga:- Si eres amable con los demás y tienes confianza en ti mismo, siempre encontrarás amigos verdaderos que te querrán tal cual eres.

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