El valor de la amistad
Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque. A Tomás le encantaba aventurarse por el bosque y observar a los animales en su hábitat natural.
Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, vio algo moverse entre los árboles. Con curiosidad se acercó sigilosamente y descubrió que era un tigre. El tigre estaba herido y parecía necesitar ayuda.
Tomás recordó las historias que su abuelo solía contarle sobre la importancia de ayudar a los seres vivos y decidió actuar. Se acercó al tigre con cuidado y pudo ver que tenía una pata lastimada.
Sin dudarlo, Tomás buscó ramas y hojas para hacerle un vendaje improvisado. "Tranquilo amigo tigre, te voy a curar", dijo Tomás con voz suave mientras trataba de calmar al animal. El tigre lo miraba con gratitud en sus ojos y permitió que Tomás lo ayudara.
Después de un rato, el vendaje estaba listo y el tigre parecía sentirse mejor. Se levantó lentamente y dio vueltas alrededor de Tomás como si quisiera jugar. "¡Gracias por ayudarme, pequeño amigo! Ahora tengo una sorpresa para ti", dijo el tigre con una sonrisa.
Tomás no podía creerlo, ¡el tigre podía hablar! El animal lo llevó a través del bosque hasta llegar a una cascada escondida donde había una familia de monos jugando felices.
"Estos son mis amigos monos, les conté sobre tu valentía y generosidad", explicó el tigre. Los monos recibieron a Tomás con alegría y juntos pasaron horas jugando en la cascada.
Al atardecer, cuando llegó la hora de regresar a casa, el tigre acompañó a Tomás hasta la entrada del pueblo. "Gracias por todo, nunca olvidaré este día tan especial", dijo Tomás despidiéndose del tigre. Desde ese día en adelante, Tomás siguió visitando el bosque pero esta vez con nuevos amigos como el tigre y los monos.
Aprendió grandes lecciones sobre solidaridad, amistad y valentía que llevaría siempre en su corazón.
FIN.