El valor de la amistad


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una niña llamada Mariana. Mariana era una niña alegre y divertida que siempre estaba rodeada de sus amigas, Sofía y Valentina.

Juntas jugaban en el parque, se contaban secretos y se apoyaban en todo momento.

Un día, mientras las tres amigas estaban sentadas en el banco del parque comiendo helado, Valentina preguntó curiosa:- ¿Por qué nunca te invitamos a dormir a casa? Siempre decís que no podés porque tenés cosas que hacer. Mariana bajó la mirada y jugueteó con su helado derretido antes de responder tímidamente:- Es que... tengo un secreto y me da miedo contárselos. Sofía y Valentina intercambiaron miradas sorprendidas.

No entendían por qué Mariana les ocultaba algo. - ¡Pero si somos tus mejores amigas! Podés confiar en nosotras, ¿qué pasa? -preguntó Sofía con preocupación.

Mariana respiró hondo y decidió finalmente contarles su secreto:- Verán, desde hace un tiempo he estado teniendo pesadillas todas las noches. Me dan miedo e incluso a veces me cuesta conciliar el sueño. Por eso les mentí cuando dije que tenía cosas que hacer, en realidad solo quería protegerlas. Sofía y Valentina abrazaron a Mariana con cariño.

- ¡Oh Mariana! No tenías por qué sentirte sola con esto. Estaremos aquí para apoyarte en todo momento -dijo Valentina con ternura.

Las tres amigas pasaron la tarde hablando sobre las pesadillas de Mariana y cómo podían ayudarla a superarlas juntas. Decidieron crear un plan: todas las noches antes de dormir, harían una videollamada para estar conectadas mientras descansaban.

Los días pasaron y poco a poco las pesadillas de Mariana fueron desapareciendo gracias al apoyo incondicional de Sofía y Valentina. La amistad entre ellas se fortaleció aún más al saber que podían contar unas con otras en los momentos difíciles.

Finalmente, una noche mientras veían juntas las estrellas desde el patio de la casa de Mariana, ella dijo emocionada:- Gracias chicas por estar siempre ahí para mí. Aprendí que es importante compartir nuestros miedos y preocupaciones con quienes nos quieren de verdad. Sofía y Valentina sonrieron felices al escuchar esas palabras.

- Y recuerda Mariana, juntas somos más fuertes. Siempre estaremos aquí para ti -dijeron al unísono.

Así, entre risas y abrazos bajo el cielo estrellado, las tres amigas sellaron su compromiso de apoyarse mutuamente sin importar los obstáculos que la vida les pusiera en el camino. Y así fue como Mariana aprendió que los verdaderos amigos están ahí para ayudarnos a superar cualquier cosa, incluso nuestros más oscuros secretos.

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