El valor de la amistad
Mumi estaba tan emocionada por ir al jardín que se levantó temprano, antes de que el sol saliera.
Se puso su remera favorita de unicornios y unos shorts coloridos, y preparó su mochila con todo lo que necesitaba para pasar un día genial. - ¡Hoy va a ser un día increíble en el jardín! - exclamó Mumi mientras guardaba su merienda y sus juguetes en la mochila.
Pero cuando estaba por cerrar la cremallera de la mochila, se dio cuenta de algo muy importante: ¡había olvidado guardar a Pepe, su amigo inseparable! Pepe era un peluche de oso con ojos brillantes y una sonrisa tierna, siempre listo para acompañar a Mumi en todas sus aventuras.
Mumi sintió un nudo en el estómago. No podía creer que se hubiera olvidado de Pepe. Sin embargo, en lugar de ponerse triste o enojarse consigo misma, decidió que encontraría una solución. - Tranquila, Mumi.
Seguro puedo llevar a Pepe al jardín aunque sea un poquito tarde - se dijo a sí misma con determinación. Así que Mumi corrió a su habitación y buscó a Pepe entre las sábanas y los juguetes.
Finalmente lo encontró escondido debajo de la cama, donde había estado jugando la noche anterior. - ¡Pepe, te encontré! Perdón por olvidarme de ti. ¿Estás listo para venir al jardín? - le preguntó Mumi con una sonrisa mientras lo abrazaba fuerte.
Pepe asintió con entusiasmo (al menos eso le pareció a Mumi) y juntos salieron corriendo hacia el jardín.
En el camino, Mumi le contaba a Pepe sobre todas las aventuras que iban a vivir ese día: jugar en los columpios, explorar el arenero, dibujar con tizas de colores en el suelo. Cuando llegaron al jardín, Mumi y Pepe se unieron al grupo de amigos y comenzaron a jugar sin parar. Corrieron por todos lados, rieron a carcajadas y compartieron momentos inolvidables.
Al final del día, cuando el sol empezaba a esconderse detrás de las montañas y los pájaros regresaban a sus nidos, Mumi abrazó fuerte a Pepe y le susurró al oído:- Gracias por ser mi mejor amigo y por enseñarme que siempre hay una solución cuando las cosas no salen como esperamos.
A partir de ahora prometo nunca más olvidarme de ti. Y así fue como Mumi aprendió una valiosa lección: la importancia de cuidar aquello que más queremos y cómo enfrentar los desafíos con creatividad y amor.
Y desde ese día en adelante, Mumi nunca volvió a olvidarse de Pepe antes de salir al jardín.
FIN.