El valor de la amistad en el bosque encantado



Había una vez en un pequeño bosque encantado, un osito llamado Benito que se sentía muy triste. Todos los animales del bosque siempre lo ignoraban y nunca querían jugar con él.

Benito se sentía solo y pensaba que nadie lo quería. Un día, mientras caminaba por el bosque con la cabeza gacha, se encontró con una mariposa muy colorida llamada Violeta. Ella notó la tristeza de Benito y decidió acercarse a él para hablarle.

"Hola, ¿cómo te llamas?" -preguntó Violeta amablemente. Benito levantó la mirada sorprendido de que alguien quisiera hablarle y respondió tímidamente: "Soy Benito". Violeta sonrió y le dijo: "¿Por qué estás tan triste, Benito?""Nadie me quiere en el bosque.

Siempre me siento solo", contestó Benito con pesar. Violeta escuchó atentamente a Benito y luego le dijo: "¡Yo quiero ser tu amiga! No importa si los demás no te quieren, lo importante es que tú te quieras a ti mismo".

Benito no podía creerlo. Nunca antes había tenido una amiga como Violeta. Juntos comenzaron a explorar el bosque, jugando y riendo sin preocuparse por lo que los demás pensaran.

Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, escucharon unos gritos desesperados. Era Lila, una ardilla traviesa que había caído al agua y no sabía nadar. Sin dudarlo ni un segundo, Benito saltó al arroyo y logró rescatar a Lila antes de que fuera arrastrada por la corriente.

Lila estaba asustada pero agradecida por haber sido salvada por Benito. Los demás animales del bosque vieron lo valiente y bondadoso que era Benito al salvar a Lila, y poco a poco empezaron a acercarse a él para conocerlo mejor.

Pronto, Benito se dio cuenta de que sí era querido en el bosque, no porque fuera perfecto o popular, sino porque tenía un corazón noble y estaba dispuesto a ayudar a los demás cuando más lo necesitaban.

Desde ese día en adelante, Benito ya no se sintió solo ni indeseado. Tenía amigos verdaderos que lo valoraban tal como era.

Y cada vez que se sentía triste o incomprendido recordaba las palabras de Violeta: "Lo importante es que tú te quieras a ti mismo". Y así fue como el osito Benito aprendió una gran lección: nunca debemos perder la esperanza ni dejar de creer en nosotros mismos, porque siempre habrá alguien dispuesto a querernos tal como somos.

FIN.

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