El Valor de la Amistad en el Cerro



En un cerro lleno de árboles frondosos y sombras alargadas, vivía un niño llamado Tomás. Tomás era un niño curioso y valiente, que no se dejaba intimidar por la pobreza que azotaba su hogar. Tenía cinco gatos adorables: Mía, el más travieso; Gato, el más sabio; Negrita, que siempre estaba buscando aventuras; Flaca, que amaba las siestas, y el pequeño Pedro, que apenas podía saltar. Además, contaba con un perrito llamado Rocco, su amigo fiel, que lo acompañaba en todas sus travesuras.

Un día, mientras jugaban entre los árboles, Tomás se dio cuenta de que en el cerro había muchos animales malvados que asustaban a la gente del pueblo. "Rocco, tenemos que hacer algo. No podemos dejar que estos animales sigan causando miedo a la gente. ¡No es justo!"-

Rocco movió su cola y ladró como si dijera: "¡Vamos!". Tomás, decidido, reunió a sus gatos.

"Chicos, hoy vamos a ser héroes. Necesitamos ayudar a los que están sufriendo por los animales malvados. ¿Están listos?"-

Los gatos meowearon con entusiasmo.

La primera parada fue cerca del arroyo, donde un enorme zorro había decidido hacerse cargo del lugar y no dejaba que nadie acercara. El zorro también había juntado a un par de aves rapiña que lo ayudaban a asustar a los demás.

"¡Hola, Zorro!"-, gritó Tomás con valentía. "No puedes quedarte aquí asustando a la gente. Este es un lugar donde todos deberían sentirse seguros"-.

El zorro, sorprendido porque un niño se lo dijera, respondió: "¿Y qué harás al respecto? ¡Soy más fuerte que tú y tus trastos viejos!"-

"Yo no estoy solo. Tengo a mis amigos aquí, y juntos somos más fuertes"-, replicó Tomás señalando a Rocco y a los gatos.

El zorro se rió, pero justo en ese momento, Mía comenzó a hacer trucos con una pelota que Tomás había traído. Todos los animales se detuvieron a mirar.

"Pero... ¿y eso qué tiene que ver?"- preguntó el zorro, confundido.

"Se trata de que podemos divertirnos y vivir en armonía. ¿Podés dejar de asustar a los demás si prometemos jugar juntos?"-

El zorro no podía creerlo. Nadie había pensado en jugar con él.

"Bueno, supongo que un rato de diversión no me haría mal"-, murmuró el zorro, un poco dudoso.

Al ver que el zorro aceptaba, Tomás planteó la idea de una gran fiesta entre todos los animales del cerro.

"Invitemos a todos: ciervos, pájaros, y hasta a los erizos que se esconden"-, dijo entusiasmado.

"¡Sí! ¡Fiesta!"-, gritaron los gatos corriendo en círculos.

La noticia se esparció rápidamente, y todos comenzaron a prepararse para la gran reunión. Al día siguiente, comenzó la fiesta: había música, juegos y una gran mesa llena de comida. Poco a poco, los animales malvados se fueron uniendo y se dieron cuenta de que era mucho más divertido ser parte de la comunidad que asustar a los demás.

Al final del día, el zorro se acercó a Tomás y le dijo: "No puedo creerlo, gracias por darme esta oportunidad. Nunca pensé que podría tener amigos. ¿Te gustaría que volvamos a hacerlo?"-

"¡Por supuesto!"-, respondió Tomás.

"La amistad es el mejor regalo que podemos tener, y todos merecemos ser felices"-.

Desde aquel día, no hubo más animales malvados en el cerro. Todos aprendieron que la verdadera fuerza radica en la amistad y que juntos podían superar cualquier obstáculo. Y así, Tomás, Rocco y los cinco gatos llenaron el cerro de risas y alegría.

Y colorín colorado, esta historia se ha acabado, pero su mensaje de unidad y amistad continuará viva en el cerro, donde los corazones de los animales y de Tomás sonrieron juntos.

FIN.

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