El valor de la amistad en el juego



Había una vez en el jardín de la casa de la abuela Lila, un gusano muy especial llamado Rodolfo.

Rodolfo era un gusano muy competitivo y no le gustaba para nada perder en los juegos que jugaba con sus amigos del jardín. Un día, Rodolfo estaba jugando a las escondidas con sus amigos Mariquita y Saltarín. Pero, por más que se esforzaba, siempre era el último en encontrar a los demás.

Esto lo ponía de muy mal humor y se enojaba muchísimo. "¡No puede ser! ¡Siempre pierdo! ¡Esto no me gusta para nada!", gritaba Rodolfo mientras pataleaba enojado.

Mariquita y Saltarín trataban de consolarlo diciéndole que lo importante era divertirse y pasar un buen rato juntos, pero Rodolfo no quería escuchar razones. Decidió irse solo a buscar otro juego donde pudiera ganar siempre. Caminando por el jardín, Rodolfo se encontró con Don Caracol, quien estaba regando las plantas tranquilamente.

Don Caracol notó la cara de enojo de Rodolfo y le preguntó qué le pasaba. "Estoy harto de perder siempre en los juegos. Quiero encontrar algo donde pueda ganar todas las veces", respondió Rodolfo con frustración.

Don Caracol sonrió amablemente y le dijo a Rodolfo que había algo mucho más importante que ganar: aprender a disfrutar del proceso sin importar el resultado final.

"La vida no se trata solo de ganar o perder, sino de aprender, crecer y compartir momentos especiales con quienes nos rodean", explicó Don Caracol sabiamente. Las palabras de Don Caracol hicieron reflexionar a Rodolfo.

Se dio cuenta de que estaba tan centrado en ganar que se estaba perdiendo la verdadera magia de jugar: la diversión, la camaradería y la alegría compartida. Decidió volver con sus amigos Mariquita y Saltarín para disculparse por su actitud egoísta e invitarlos a seguir jugando juntos como antes.

A partir de ese día, Rodolfo aprendió a valorar cada momento junto a sus amigos sin importar quién ganara o perdiera en los juegos. Y así, entre risas y aventuras, Rodolfo descubrió que la verdadera victoria está en disfrutar plenamente cada instante con quienes más queremos.

Y desde entonces, nunca más se molestó por perder porque entendió que lo importante era compartir momentos invaluables junto a sus seres queridos.

FIN.

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