El valor de la amistad en el parque
En un soleado día de verano, Julianna y Valeria decidieron ir al parque a disfrutar de la naturaleza y el aire fresco. Llevaban consigo una canasta llena de golosinas y juguetes para pasar un día inolvidable juntas.
Al llegar al parque, se encontraron con muchos niños jugando felices. Entre ellos estaba Bebí, un niño tímido que siempre estaba solo en un rincón observando a los demás. Julianna y Valeria sintieron compasión por él y decidieron acercarse.
"¡Hola! ¿Quieres jugar con nosotros?" -preguntó Julianna con una sonrisa amable. Bebí miró sorprendido a las dos niñas, pero asintió tímidamente. Desde ese momento, los tres se convirtieron en amigos inseparables.
Jugaron a las escondidas, se balancearon en los columpios y compartieron la merienda que habían traído. Después de un rato, decidieron ir a la playa que quedaba cerca del parque.
Mientras caminaban por la orilla del mar, vieron un avión volando en el cielo dejando una estela blanca detrás de sí. "¡Miren el avión! ¡Qué bonito es!" -exclamó Valeria emocionada. "Sí, es increíble cómo puede volar tan alto en el cielo" -agregó Julianna admirada. Bebí observaba fascinado el avión mientras jugaba con la arena.
De repente, vio algo brillante entre las rocas y corrió a reagarrarlo. Era una estrella de mar que había quedado atrapada en la orilla.
"¡Miren lo que encontré! ¡Es una estrella de mar!" -gritó Bebí emocionado mostrándoles su hallazgo. Julianna y Valeria se acercaron para verla y quedaron maravilladas por su belleza. Decidieron devolverla al mar para que pudiera seguir viviendo en su hábitat natural.
Al llegar al agua, depositaron cuidadosamente la estrella de mar en el mar mientras le deseaban amor, paz y respeto en su hogar marino. Bebí les imitó haciendo lo mismo con mucho cariño.
Esa tarde aprendieron juntos sobre la importancia de cuidar y respetar a todos los seres vivos del planeta, grandes o pequeños. Compartir esa experiencia les enseñó el valor de la amistad verdadera basada en el amor, la paz y el respeto mutuo.
Al regresar al parque al atardecer antes de despedirse cada uno prometió llevar esos valores consigo para siempre: Julianna prometió transmitir amor a todos; Valeria prometió buscar siempre la paz interior; Bebí prometió respetar a todo ser vivo sin importar su tamaño o forma.
Y así terminó aquel día mágico lleno de juegos divertidos, descubrimientos sorprendentes e importantes lecciones aprendidas bajo el cálido sol del verano junto al sonido tranquilo del mar.
FIN.