El valor de la amistad verdadera



En el reino medieval de Solaz, vivía una niña llamada Camila, heredera de una gran fortuna. Camila era caprichosa y siempre conseguía todo lo que quería con solo chasquear los dedos.

Un día, paseando por los alrededores del castillo, conoció a Alejandro, un niño pobre pero encantador que le mostró el valor de las cosas sencillas. Juntos, recorrieron los bellísimos campos del reino, saltaban charcos y reían sin parar.

Alejandro enseñó a Camila a apreciar la naturaleza, a compartir con los demás y a ser agradecida por lo que tenía. Con el tiempo, Camila fue cambiando; ya no era la niña caprichosa y egoísta que solía ser, sino una niña amorosa, generosa y solidaria.

Sin embargo, un día, en un acto de rebeldía, Camila pidió a sus sirvientes que la llevaran a dar un paseo en barco, a pesar de la prohibición por el clima tormentoso. Alejandro, preocupado, trató de impedirlo, pero Camila no escuchó sus advertencias.

En medio del lago, una fuerte tormenta hizo que el barco se volcara, y Alejandro cayó al agua y no pudo ser rescatado a tiempo. Camila estaba destrozada por la pérdida de su gran amigo.

Se dio cuenta de que había cometido un terrible error al no escuchar a su amigo. A partir de ese momento, decidió honrar la memoria de Alejandro viviendo de acuerdo con todas las enseñanzas que él le había transmitido.

Construyó un parque en su honor donde todos los niños de Solaz pudieran jugar y disfrutar. Pasó su fortuna para ayudar a los más necesitados y se convirtió en la mejor amiga de todos los niños del reino.

Camila comprendió que el verdadero valor de la vida está en el amor, la amistad y en ser bondadoso con los demás.

FIN.

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