El valor de la amistad y el aprendizaje


Había una vez un niño llamado Trejo, a quien no le gustaba mucho ir al colegio. Siempre encontraba alguna excusa para faltar a clases y quedarse en casa jugando videojuegos o viendo televisión.

Un día, Trejo decidió que no iba a ir al colegio porque tenía sueño y se levantó tarde. Su mamá intentó convencerlo de que fuera, pero él se negó rotundamente.

Así que su mamá lo dejó en casa con la promesa de que iba a estudiar por su cuenta. Al principio, Trejo estaba muy contento de estar en casa sin tener que hacer nada. Pero pronto se aburrió y empezó a sentirse solo.

Se dio cuenta de que todos sus amigos estaban en el colegio y él estaba perdiéndose todo lo divertido. Entonces, decidió poner manos a la obra y estudiar por su cuenta como había prometido. Leyó sus libros de texto, hizo ejercicios y repasó todas las materias del día.

Y descubrió algo sorprendente: ¡era más fácil aprender cuando no había tantas distracciones! Para cuando llegaron sus padres del trabajo, Trejo estaba tan orgulloso de sí mismo que les mostró todo lo que había aprendido ese día.

Les dijo también cómo se sentía mal por haber faltado al colegio y perderse todo lo divertido con sus amigos.

Sus padres estuvieron muy contentos con él por haber cumplido su promesa de estudiar por su cuenta, pero le dijeron que era importante asistir al colegio para aprender junto con sus compañeros y disfrutar juntos de las actividades escolares. Trejo entendió el mensaje claramente: faltar al colegio no era la solución.

Al día siguiente, se levantó temprano y fue al colegio con una sonrisa en el rostro. Y desde entonces, nunca más faltó a clases sin una razón válida.

Trejo aprendió que la educación es importante y que asistir al colegio no solo le permite aprender cosas nuevas, sino también disfrutar de la compañía de sus amigos. Y eso lo hizo sentir muy feliz y orgulloso de sí mismo.

Dirección del Cuentito copiada!