El valor de la amistad y la seguridad familiar
Érase una vez en un pequeño pueblo, tres amigos de 12 años llamados Tomás, Martina y Juanita. Un día, decidieron aventurarse a jugar cerca de un río. Mientras reían y jugaban, escucharon un lamento siniestro que heló sus corazones. La leyenda de la llorona resonaba en el aire y los llena de miedo. Tomás, Martina y Juanita se miraron con angustia y decidieron regresar a casa lo más rápido posible.
En el camino de regreso, los tres amigos no podían sacarse de la cabeza el aterrador sonido que habían escuchado en el río. Llegaron a sus casas, donde fueron recibidos por sus preocupadas familias. Cada uno contó lo sucedido, y todos coincidieron en que habían escuchado el llanto de la llorona. Los padres, al escuchar la historia, les dieron un abrazo reconfortante y les recordaron la importancia de nunca alejarse solos de sus casas ni de sus familias.
Días después, Tomás, Martina y Juanita estaban juntos nuevamente. Decidieron que podían divertirse de muchas otras maneras, lejos del peligro. Jugaron al escondite, organizaron un picnic en el parque y compartieron muchas risas. Se sentían seguros y felices estando juntos. Aprendieron a apreciar la importancia de cuidarse mutuamente y de valorar la compañía de sus seres queridos.
Con el tiempo, los amigos se prometieron mutuamente que nunca más se alejarían solos de sus casas y de sus familias. Comprendieron que su amistad era un tesoro que debían cuidar, al igual que el amor y la protección de sus seres queridos. Juntos, enfrentaron sus miedos y se convirtieron en niños valientes, capaces de superar cualquier obstáculo que se les presentara en el camino.
Tomás, Martina y Juanita descubrieron que, con el apoyo de sus familias y la fuerza de su amistad, podían vivir aventuras emocionantes y seguras. Así, aprendieron que el vínculo con sus seres queridos y el cuidado mutuo eran tesoros invaluables que los ayudarían a enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara.
FIN.