El valor de la asertividad
En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, vivía un niño llamado Matías. A menudo, los demás niños de la escuela se burlaban de él y le quitaban sus juguetes sin pedir permiso.
Matías se sentía muy enojado, pero no sabía cómo expresar su molestia de manera asertiva. Un día, cansado de sentirse mal, decidió pedirle ayuda a su abuelita. Ella le enseñó a usar palabras firmes pero amables para expresar sus sentimientos.
Desde entonces, Matías pudo enfrentar a los otros niños diciéndoles cómo se sentía y pidiéndoles que respetaran sus cosas. Con el tiempo, sus compañeros comenzaron a tratarlo con más consideración. Matías aprendió que la asertividad es clave para resolver conflictos de manera positiva.
FIN.