El valor de la diversidad




En un bosque encantado, vivían varios animales muy distintos entre sí. Había un erizo llamado Empatía, quien siempre trataba de comprender y ayudar a los demás. Un día, Empatía se encontró con un zorrillo que había tenido un accidente.

"¿Estás bien?", preguntó Empatía con preocupación.

"Sí, pero me duele mucho la pata", respondió el zorrillo.

Empatía lo ayudó a llegar a su madriguera, donde fue recibido por Mamá Coneja y su hijo, un simpático conejo llamado Ramiro. Mamá Coneja rápidamente vendó la pata del zorrillo y le dio un poco de caléndula para aliviar el dolor.

"Gracias por tu ayuda, Empatía", dijo Mamá Coneja. "Es maravilloso ver a alguien tan preocupado por los demás."

Esa noche, mientras todos cenaban en la madriguera, se unió a la reunión un cocodrilo muy curioso.

"Vaya, nunca he visto un grupo tan diverso como el de ustedes", comentó el cocodrilo.

Mamá Coneja sonrió y explicó: "En este bosque, el valor de la diversidad es fundamental. Todos somos diferentes, pero juntos formamos una comunidad fuerte y solidaria."

El cocodrilo decidió unirse a la comunidad, y con el tiempo se convirtió en un gran amigo de Empatía, Mamá Coneja, el zorrillo y el erizo.

Un día, mientras exploraban juntos el bosque, se toparon con un ratón muy tímido que estaba perdido.

"¿Puedo ayudarte a encontrar tu camino?

- Sí, por favor", dijo el ratón con voz temblorosa.

Gracias a la colaboración de todos, el ratón pudo encontrar el camino de vuelta a su casa.

Desde entonces, los animales del bosque siguieron demostrando que la diversidad es una fortaleza, y que la empatía y la colaboración son los pilares de una comunidad fuerte y unida.

FIN.

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