El valor de la diversidad


En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía Erick, un niño de 8 años moreno y de otro pueblo.

Hablaba un idioma diferente al de sus nuevos compañeros de escuela, lo que a veces causaba malentendidos y burlas por parte de algunos niños. Un día, mientras jugaba en el patio del colegio, un grupo de chicos se acercó a él con miradas burlonas.

"¡Miren al forastero! No entiende nada de lo que decimos", se reían entre ellos mientras señalaban a Erick. Erick se sintió triste y avergonzado. No entendía por qué los otros niños se burlaban de él solo por ser diferente. Decidió contarle a su maestra lo que estaba pasando.

Ella lo escuchó atentamente y le prometió ayudarlo. La maestra organizó una actividad especial en clase donde todos los niños tenían que investigar sobre las diferentes culturas y tradiciones del mundo.

"Hoy vamos a aprender a valorar la diversidad y a respetar las diferencias entre nosotros", les explicó la maestra. Erick se sintió emocionado al ver que sus compañeros estaban interesados en conocer más sobre su cultura y su idioma.

Les enseñó algunas palabras en su lengua materna y les contó hermosas historias sobre su pueblo. Poco a poco, los demás niños empezaron a comprender la importancia de respetar las diferencias y valorar la diversidad. Ya no se burlaban de Erick, sino que lo incluían en todas sus actividades y juegos.

Un día, durante el recreo, uno de los chicos que antes se había burlado de Erick se acercó tímidamente a él. "Lo siento por haberme comportado mal contigo.

Ahora entiendo lo importante que es respetar a todos", le dijo con sinceridad. Erick sonrió y extendió su mano en señal de amistad. "Está bien, todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos", respondió amablemente.

Desde ese día, Erick se convirtió en un ejemplo para todos en la escuela. Su valentía para enfrentar el bullyng con amor y comprensión había logrado cambiar la actitud de sus compañeros hacia la diversidad.

Al finalizar el año escolar, organizaron una fiesta multicultural donde cada niño pudo compartir algo especial sobre su cultura. Todos bailaron juntos al ritmo de diferentes músicas del mundo, celebrando la amistad y el respeto mutuo. Erick comprendió que ser diferente no era algo malo, sino algo único que lo hacía especial.

Y gracias a su valentía para enfrentar el bullyng con amor y comprensión, había logrado crear un ambiente lleno de respeto e inclusión en su escuela.

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