El valor de la diversidad en el tablero de Ajedrez
En un lejano reino ajedrecístico, existía un tablero llamado Tablerito. Este simpático tablero era blanco y negro, y se sentía triste al darse cuenta de que existían otros tableros con colores: rojo y blanco, azul y blanco, y muchos más.
Tablerito pensaba que por ser diferente, no era tan valioso como los demás tableros.
Un día, mientras observaba a los jugadores de ajedrez mover sus piezas, escuchó a un peón decir: "¿Por qué tienes que ser tan aburrido, Tablerito? ¡Mira a los otros tableros, son mucho más emocionantes!" Esto entristeció aún más a Tablerito, quien decidió emprender un viaje para encontrar su valor.
En su travesía, conoció a diferentes piezas del ajedrez: el valiente caballo, la astuta reina, el estratégico rey, entre otros. Cada uno le enseñó que, a pesar de sus diferencias, todas las piezas cumplían un rol importante en el juego.
Finalmente, Tablerito llegó al torneo anual de ajedrez, donde se enfrentaban los mejores jugadores con sus tableros de distintos colores. En medio del torneo, se desató una gran tormenta y los tableros de colores se estropearon, volviéndose ilegibles. Los jugadores estaban desesperados, pero entonces Tablerito se acercó y propuso su tablero blanco y negro como alternativa.
Para sorpresa de todos, el juego continuó de manera emocionante y todos se dieron cuenta de que, sin importar el color del tablero, el juego era igual de valioso y emocionante.
Desde ese día, Tablerito entendió que su valor no residía en su color, sino en la importancia de su función en el juego del ajedrez, al igual que todas las demás piezas y tableros, sin importar sus diferencias.
Con gran alegría, Tablerito regresó a su lugar en el reino ajedrecístico, orgulloso de ser un tablero único y especial. Y desde entonces, todos los tableros, sin importar su color, eran valorados por su esencial papel en el emocionante juego del ajedrez.
FIN.