El valor de la felicidad compartida
Había una vez un niño llamado Tomás que asistía a la escuela primaria.
Tomás era muy inteligente y siempre estaba feliz, pero había algo que lo preocupaba: su familia tenía problemas económicos y no podían comprarle cosas nuevas como los demás niños. Un día, en el recreo, Tomás decidió contarle a sus compañeritos sobre su situación económica. Pero en lugar de comprenderlo, se burlaron de él y lo llamaron —"pobre" . Tomás se sintió triste y solo.
Cuando regresó al salón de clases con lágrimas en los ojos, su maestra notó algo raro en él. Le preguntó qué le pasaba y Tomás le contó todo lo sucedido.
La maestra tomó las manos del niño y le dijo: "Tomás, no hay nada malo en ser pobre. Lo importante es tener amor y felicidad en tu corazón".
Tomás sonrió tímidamente ante las palabras de la maestra y ella continuó hablando: "Mira tu sonrisa, esa es la mejor arma para enfrentar cualquier situación difícil que te presente la vida". Desde ese día, la maestra comenzó a prestar más atención a Tomás e incluso conversaba con sus padres para ayudarlos económicamente si fuera necesario.
Pero un día ocurrió algo inesperado: uno de los compañeros más populares del salón perdió todas sus pertenencias debido a un incendio en su casa. Los demás niños comenzaron a burlarse de él y llamarlo —"pobre" también.
Fue entonces cuando Tomás recordó las palabras de su maestra sobre el valor de tener amor y felicidad en el corazón. Decidió acercarse al niño y ofrecerle su amistad, compartiendo con él los juguetes que tenía y ayudándolo a recuperar algunas de sus pertenencias.
Los demás niños se dieron cuenta del gran corazón de Tomás y comenzaron a respetarlo por su solidaridad.
Finalmente, todos aprendieron la lección de que no importa cuánto dinero tengas, lo importante es tener amor y felicidad en el corazón para compartir con los demás. Desde ese día, Tomás siguió siendo feliz con su sonrisa siempre presente y demostrando que la verdadera riqueza está en nuestra actitud ante la vida.
FIN.