El valor de la generosidad
Natalia se levantó temprano en la mañana con una sonrisa de oreja a oreja. Era el día de las infancias, su día favorito del año.
Al entrar a la sala, su mamá la recibió con cuatro hermosos regalos envueltos con papel brillante y colorido. La emoción de Natalia no tenía límites mientras desgarraba el papel para descubrir las maravillas que había recibido.
Un set de acuarelas, un libro de cuentos, un rompecabezas and un juego de mesa se revelaron ante sus ojos, llenándola de alegría y gratitud. Mientras tanto, al otro lado del pueblo, Tahir aún dormía, ajeno a la celebración que estaba ocurriendo.
Al despertarse, buscó correteando por toda la casa, pero no encontró ningún regalo esperándolo en su habitación. Algo de tristeza invadió su corazón, preguntándose el porqué de esta situación. Decidido a no dejarse vencer por la desilusión, Tahir se dirigió a la plaza central del pueblo donde sabía que todos se reunirían para celebrar juntos.
Fue allí donde se encontró con Natalia, quien al notar su semblante preocupado le preguntó qué le sucedía. - ¿Qué te pasa, Tahir? ¿Por qué estás tan triste? - preguntó Natalia con genuina preocupación.
- Es el día de las infancias y no recibí ningún regalo - respondió Tahir con un dejo de tristeza en su voz. Natalia, sin dudarlo, tomó la mano de Tahir y lo llevó a una tienda de juguetes.
Allí, le compró un peluche, un slime y un camión, entregándoselos con una sonrisa llena de amor y generosidad. Tahir no podía creerlo, nunca antes había experimentado una muestra tan grande de generosidad y amistad.
Juntos, pasaron el resto del día jugando y riendo en la plaza, aprendiendo el valor de compartir y ser solidario con los demás. Desde ese día, la amistad entre Natalia y Tahir se fortaleció, convirtiéndose en un ejemplo para todos en el pueblo sobre la importancia de la generosidad y la amistad.
FIN.