El valor de la libertad
En un reino lejano, vivía una hermosa niña de 10 años, de piel blanca y cabello rubio llamada Isabella. A pesar de su corta edad, Isabella estaba comprometida con un rey déspota, quien era mucho mayor que ella.
A medida que se acercaba la fecha del matrimonio, Isabella sentía un miedo creciente en su corazón. No quería casarse con alguien a quien apenas conocía y mucho menos con un hombre tan cruel.
Sin embargo, no se atrevía a desafiar las tradiciones del reino. "¡No quiero casarme!" -sollozó Isabella, desesperada, ante su madre. Pero su madre, con los ojos llenos de tristeza, le explicó que debían cumplir con el compromiso. -Pero, mamá, ¿no puedo elegir mi destino? -preguntó Isabella con valentía.
La madre de Isabella, conmovida por la determinación de su hija, decidió ayudarla. Juntas, idearon un plan para escapar la noche anterior a la boda.
Isabella y su madre emprendieron un arriesgado viaje a través del bosque, escondiéndose de los guardias del rey. Finalmente, lograron llegar a un reino vecino donde encontraron refugio. Isabella descubrió que la libertad y el amor no eran un lujo, sino un derecho.
Decidió dedicar su vida a luchar por la libertad de todas las niñas y mujeres que se veían obligadas a casarse en contra de su voluntad. Pasaron los años, y Isabella se convirtió en una valiente defensora de los derechos de las mujeres.
Con su valentía y determinación, logró cambiar las leyes de muchos reinos, asegurando que las niñas tuvieran el derecho a elegir su futuro. Un día, mientras visitaba un pueblo, conoció a un joven apasionado por las mismas causas que ella.
Juntos, lucharon incansablemente y finalmente, llegó a nacer una nueva generación. Isabella y su pareja tuvieron un hijo, un niño al que criaron con amor y libertad, enseñándole el valor de respetar a los demás y defender la igualdad.
Así, el legado de Isabella perduró a lo largo de los años, inspirando a muchas generaciones a luchar por un mundo donde todos tuvieran la libertad de elegir su propio destino.
FIN.