El valor de la naturaleza



En lo más profundo del bosque encantado, vivían Isamar y Julianna, dos hadas madrinas con poderes mágicos que cuidaban de la naturaleza y de todos los seres que habitaban en ese lugar maravilloso.

Un día, mientras Isamar y Julianna recorrían el bosque para asegurarse de que todo estuviera en armonía, escucharon un llanto desgarrador. Se acercaron al río y vieron a una pequeña ardilla atrapada entre las ramas de un árbol caído.

Sin dudarlo, Isamar utilizó su varita mágica para liberar a la ardilla y devolverla sana y salva a tierra firme. "¡Gracias por salvarme!", dijo la ardilla con alegría. "De nada, pequeña amiga.

Estamos aquí para ayudar a todos los seres del bosque", respondió Julianna con una sonrisa. Continuaron su camino cuando de repente escucharon un estruendo proveniente del claro del bosque. Al acercarse, descubrieron que un grupo de duendecillos estaba causando destrozos en las flores y asustando a los animales con sus travesuras.

"¡Alto ahí! ¡Deténganse ahora mismo!", exclamó Isamar con autoridad. Los duendecillos se detuvieron sorprendidos al ver a las hadas madrinas frente a ellos.

Explicaron que se sentían aburridos y querían divertirse sin darse cuenta del daño que estaban causando. "Entendemos que quieran divertirse, pero no deben hacerlo a expensas de la naturaleza y los demás habitantes del bosque. Hay muchas maneras de divertirse sin dañar", les enseñó Julianna con dulzura.

Los duendecillos reflexionaron sobre sus acciones y prometieron comportarse mejor en adelante. Agradecidos por la lección aprendida, se disculparon y se comprometieron a ayudar en la reparación de los daños causados.

Isamar y Julianna siguieron su camino sintiéndose satisfechas por haber enseñado una valiosa lección aquel día. Sabían que su labor como guardianas del bosque era fundamental para mantener el equilibrio y la armonía en ese lugar tan especial.

Mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, las hadas madrinas regresaron a su hogar en lo alto de un árbol centenario.

Desde allí contemplaban el paisaje iluminado por las estrellas, sabiendo que siempre estarían allí para proteger y guiar a todos los seres del bosque encantado hacia un futuro lleno de amor, respeto y magia.

FIN.

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