El valor de la obediencia


Había una vez un niño llamado Tomás, que siempre desobedecía a su maestra en la escuela. Un día, la maestra le pidió que guardara silencio durante una actividad, pero él continuó charlando con sus amigos.

La maestra le llamó la atención, pero Tomás ignoró sus palabras. Al ver que su actitud no cambiaba, la maestra decidió hablar con sus padres.

Después de una conversación franca, sus padres le explicaron lo importante que era ser obediente, no solo en la escuela, sino también en la vida cotidiana. Tomás entendió la importancia de seguir las instrucciones y decidió cambiar su actitud.

A partir de ese día, comenzó a escuchar y obedecer a su maestra, lo que le permitió aprender más y relacionarse mejor con sus compañeros. Su cambio de actitud no solo lo hizo sentirse más feliz y seguro, sino que también le trajo el reconocimiento de sus maestros y compañeros.

Tomás aprendió que la obediencia es un valor fundamental y que seguir las reglas y las instrucciones puede traer resultados positivos en la vida. Desde entonces, se convirtió en un ejemplo a seguir para los demás niños.

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