El valor de la perseverancia
Rocío era una madre admirable que cuidaba con cariño a sus tres hijos: Sofía, Pedro y Diego. Vivían en una pequeña casa en un tranquilo barrio de Buenos Aires. Aunque no tenían muchas comodidades, la familia siempre estaba llena de amor y alegría.
Una mañana, Sofía se acercó a su madre con un dibujo en la mano.
- Mamá, quiero ser pintora cuando sea grande.
Rocío, con una sonrisa, la abrazó y le dijo:
- Si ese es tu sueño, hija, nunca dejes de pintar y aprender. Si perseveras, podrás lograr todo lo que te propongas.
Pedro, el hijo del medio, se acercó con su balón de fútbol y dijo:
- Mamá, yo quiero ser el mejor jugador de fútbol del mundo.
Rocío lo abrazó y le dijo:
- Si practicas todos los días y no te rindes, alcanzarás tu objetivo, hijo.
Diego, el más pequeño, observaba atentamente. Sofía y Pedro le preguntaron:
- ¿Y tú, Diego? ¿Qué quieres ser?
Diego, tímidamente, respondió:
- Yo quiero ser astronauta.
Rocío los abrazó a los tres y dijo:
- Siempre recuerden que la perseverancia es el camino para alcanzar sus sueños.
Los días pasaron y cada uno de los niños se esforzaba por alcanzar sus metas. Sofía pintaba con pasión, Pedro entrenaba fútbol con determinación y Diego investigaba sobre el espacio con curiosidad.
Sin embargo, pronto enfrentaron desafíos. Sofía no conseguía los colores que quería, Pedro perdía partidos y Diego no entendía algunas lecciones sobre el espacio.
Rocío, al ver la frustración de sus hijos, los reunió y les dijo:
- No importa cuántas veces falles, lo importante es que nunca dejen de intentarlo. Así es como se aprende y se crece.
Los niños, con el apoyo de su madre, se levantaron y continuaron esforzándose. Sofía mezclaba colores, Pedro practicaba tiros al arco y Diego buscaba respuestas a sus preguntas.
Un día, Sofía sorprendió a todos con un hermoso cuadro, Pedro anotó un gol decisivo en un partido y Diego dio una charla sobre el espacio en su colegio. Rocío los abrazó con orgullo y les dijo:
- La perseverancia y el esfuerzo los llevaron a cumplir sus sueños. Nunca duden de su capacidad.
Los niños comprendieron el valor de la perseverancia y la importancia de nunca rendirse, aprendiendo una valiosa lección de vida junto a su amorosa madre, Rocío.
FIN.