El valor de la perseverancia



En un hermoso pueblo de Bélgica vivía German, un niño de 10 años apasionado por cuidar el medio ambiente, sobre todo el agua. Todas las tardes, luego de la escuela, corría hacia un pequeño arroyo cercano para limpiarlo y asegurarse de que todo estuviera en orden. Sin embargo, su noble labor no pasaba desapercibida, ya que un niño llamado Alex se burlaba de él constantemente.

"¡Miren a Germán, el ecologista! ¡Qué tonto es, preocupándose por un arroyo!" se reía Alex con sus amigos. German, afligido por los comentarios hirientes, no sabía qué hacer. Sus padres le habían enseñado a amar y proteger la naturaleza, pero las burlas lo desanimaban.

Pese a todo, German decidió no rendirse. Buscó consejo en su abuelo, quien le contó la historia de un árbol que, a pesar de las dificultades, nunca dejó de crecer y florecer. Inspirado por la historia, German comprendió que debía seguir cuidando el arroyo, sin importar las burlas de Alex.

Día tras día, German continuó yendo al arroyo, limpiándolo y cuidándolo con amor. Las burlas de Alex continuaban, pero German las ignoraba, concentrándose en su tarea. Un día, mientras limpiaba el arroyo, escuchó un chapoteo. Era Alex, quien se acercó tímidamente y le dijo: "Hey, ¿puedo ayudarte a limpiar el arroyo?". Sorprendido, German asintió y juntos, trabajaron en equipo, riendo y charlando.

Con el tiempo, Alex entendió la importancia del cuidado del medio ambiente y se disculpó con German por sus burlas. A partir de ese día, los dos chicos se convirtieron en grandes amigos y cuidaron juntos el arroyo, enseñando a otros niños la importancia de preservar los recursos naturales.

La perseverancia y el amor de German lograron cambiar el corazón de Alex y demostrarle que el cuidado del medio ambiente es responsabilidad de todos.

FIN.

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