El valor de la puntualidad


En una pequeña escuela de un tranquilo pueblo vivía un grupo de simpáticos animales que asistían a clase. Había conejos, cerdos, pájaros y, por supuesto, gatos. Uno de los alumnos, llamado Pereza, siempre llegaba tarde a clase.

El profesor, un sabio búho llamado Don Sabio, observó que esto estaba afectando el desempeño académico del joven gato. Un día, cansado de esta situación, el profesor decidió hablar en privado con Pereza.

- Pereza, ¿por qué llegas tarde a clase con tanta frecuencia? - preguntó Don Sabio. Pereza, avergonzado, respondió: - No sé, profesor. Simplemente me cuesta despertarme temprano. - Entiendo, pero llegar tarde puede descontrolar el tiempo y afectar tu aprendizaje.

Debes esforzarte por ser puntual, es muy importante en la vida - aconsejó el sabio búho. Pereza reflexionó sobre las palabras de su profesor y decidió hacer un cambio. Comenzó a levantarse más temprano, estableciendo una rutina de sueño saludable, y eso hizo la diferencia.

No solo llegaba puntual a clase, sino que también se sentía más atento y dispuesto a aprender. Sus calificaciones mejoraron notablemente, y sus compañeros lo admiraban por su determinación.

Pereza entendió que ser puntual no era solo llegar a tiempo, sino también respetar su propio tiempo y el de los demás. Así, con esfuerzo y constancia, logró superar su problema de puntualidad.

A partir de ese día, Pereza se convirtió en un ejemplo para todos en la escuela, demostrando que el valor de la puntualidad podía cambiar su vida para mejor.

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