El valor de la sinceridad
Lucas era un chico de 14 años que siempre se sonrojaba cuando veía a Danna, la chica más simpática y divertida de su colegio. No sabía cómo expresarle sus sentimientos, así que se contentaba con observarla desde lejos y saludarla tímidamente. Un día, An, la mejor amiga de Danna, se acercó a Lucas y le confesó que estaba enamorada de él. Lucas se puso tan nervioso que no supo qué hacer, así que simplemente se alejó sin decir nada, dejando a An confundida y triste.
Después de ese día, Lucas se sentía incómodo y culpable. Sabía que su reacción no había sido la correcta, pero la timidez le impedía aclarar las cosas. Mientras tanto, An estaba muy confundida y triste. No entendía por qué Lucas la había evitado de esa manera. Decidió hablar con Danna, quien le aconsejó que diera tiempo a Lucas para aclarar sus sentimientos.
Pasaron los días, y Lucas no encontraba la valentía para hablar con An. Se sentía atrapado en un torbellino de emociones. Finalmente, decidió que debía enfrentar la situación y ser sincero. Buscó a An en el colegio y, con el corazón en la mano, le explicó que aunque la apreciaba mucho, su corazón latía por Danna. Le pidió disculpas por su comportamiento y le agradeció por su valentía al confesarle sus sentimientos. An, aunque triste, comprendió a Lucas y agradeció su sinceridad.
Esta experiencia enseñó a Lucas la importancia de ser valiente y honesto. Aprendió que huir de los problemas no resuelve nada y que la sinceridad, aunque dolorosa a veces, es fundamental para mantener buenas relaciones. Por su parte, An también creció con esta experiencia. Aprendió a valorarse y a no tener miedo de expresar sus sentimientos. Ambos se dieron cuenta de que, aunque a veces las situaciones duelen, siempre es mejor enfrentarlas con valentía y sinceridad.
Desde ese día, Lucas decidió acercarse poco a poco a Danna, esta vez con la determinación de ser honesto consigo mismo y con sus sentimientos. Y aunque al principio se sentía nervioso, sabía que la sinceridad era el primer paso para construir una relación genuina y bonita.
FIN.