El valor de la verdad



Había una vez un niño llamado Bernardo, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos paisajes campestres. A Bernardo le encantaba pasar su tiempo al aire libre, explorando el campo y disfrutando de la naturaleza.

Sin embargo, había algo peculiar en la personalidad de Bernardo: le gustaba decir mentiras. No importaba si eran grandes o pequeñas, siempre encontraba una manera de inventar historias fantásticas para impresionar a sus amigos y familiares.

Un día, mientras jugaba con sus amigos en el campo, Bernardo decidió contarles una historia increíble. Se acercó a ellos con los ojos brillantes y exclamó: "¡Chicos, escuchen esto! Anoche vi un arco iris gigante que llegaba hasta el cielo.

¡Era tan hermoso!"Sus amigos se quedaron boquiabiertos y emocionados por la historia de Bernardo. Todos querían escuchar más detalles sobre este maravilloso arco iris gigante. Pero antes de poder responderles, apareció Martina, la niña más inteligente del grupo.

Martina miró a Bernardo con escepticismo y dijo: "-Bernardo, eso suena realmente asombroso... pero ¿estás seguro de que lo viste? Los arco iris no pueden ser tan grandes". Bernardo sintió cómo las mejillas se le ponían rojas como tomates maduros.

Sabía que Martina tenía razón; él nunca había visto un arco iris gigante antes. Se sentía avergonzado por haber dicho otra mentira.

Pero en lugar de admitirlo y disculparse con sus amigos por engañarlos, Bernardo decidió seguir adelante con la mentira. "-¡Claro que sí! Lo vi con mis propios ojos", respondió, tratando de sonar convincente. Aunque sus amigos tenían dudas, decidieron creerle y siguieron jugando como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, Martina no podía dejar de pensar en las palabras de Bernardo. Sabía que algo no estaba bien y decidió investigar más. Esa misma tarde, Martina fue a la biblioteca del pueblo para buscar información sobre los arco iris gigantes.

Allí descubrió que existían fenómenos naturales llamados —"halos"  que podían parecerse a un arco iris gigante pero eran diferentes en su formación. Martina se emocionó al encontrar esta información y decidió compartirlo con sus amigos al día siguiente.

"-Chicos, ayer estuve investigando sobre el arco iris gigante que Bernardo mencionó y descubrí algo interesante: puede ser un halo natural". Los amigos de Bernardo escucharon atentamente lo que Martina tenía para decirles y quedaron asombrados por su conocimiento.

Desde ese momento, comenzaron a dudar de las historias fantásticas de Bernardo y prestaron más atención a las explicaciones lógicas. Bernardo notaba cómo sus amigos ya no le creían tanto como antes. Se sentía triste por haber perdido su confianza debido a sus mentiras constantes.

Decidió hacer un cambio en su vida y aprender a decir siempre la verdad. A partir de ese día, Bernardo dejó atrás su costumbre de inventar historias increíbles e hizo un esfuerzo por ser honesto en todo momento.

A medida que pasaba el tiempo, sus amigos comenzaron a confiar en él nuevamente y su amistad se fortaleció.

Bernardo aprendió una valiosa lección sobre la importancia de la honestidad y cómo las mentiras pueden dañar nuestras relaciones con los demás. A partir de entonces, se convirtió en un niño más responsable y respetuoso, siempre dispuesto a contar la verdad sin importar las consecuencias. Y así, Bernardo demostró que todos podemos aprender de nuestros errores y cambiar para mejor.

Su historia sirvió como inspiración para los demás niños del pueblo, recordándoles que ser honestos es fundamental en cualquier relación.

Desde aquel día, Bernardo continuó disfrutando de su tiempo en el campo junto a sus amigos, pero esta vez lo hacía sin necesidad de inventar historias fantásticas. Simplemente se dejaba llevar por la magia real que ofrecía la naturaleza. Y juntos vivieron muchas aventuras llenas de risas y aprendizajes inolvidables.

FIN.

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