El Valor de la Verdad



Había una vez en un jardín mágico, una chinita llamada Lila y una abeja llamada Beatriz. Eran las mejores amigas que se podían imaginar. Lila era una chinita feliz, con su peinado de dos coletas y un vestido colorido lleno de flores. Beatriz, por su lado, era una abeja trabajadora que zumbaba alegremente mientras recolectaba néctar de las flores. Juntas, exploraban el jardín y compartían secretos.

Un día, mientras jugaban en el jardín, Lila se encontró con un espejo antiguo que reflejaba sus sueños. Sin pensarlo, dijo:

"Mirá, sé que soy la chinita más linda de todo el jardín, incluso más que las flores. ¡Soy la mejor!"

Beatriz, sintiéndose insegura por su aspecto, le respondió:

"Oh, Lila, yo creo que todas las abejas somos especiales a nuestra manera, incluso más que los espejos."

Sin embargo, para impresionar a Beatriz, Lila decidió decir una pequeña mentira.

"¡Claro! ¡Y también puedo volar como tú!"

Beatriz se sorprendió:

"¿De verdad? ¡Eso es impresionante!"

Pero Lila, teniendo miedo de que su amiga descubriera la verdad, siguió alimentando la mentira.

Los días pasaron y la chispa entre ellas empezó a apagarse. Beatriz, sintiendo que Lila había cambiado, decidió dejar de interactuar con ella. Un hermoso día soleado, después de una semana sin hablarse, Lila se sintió sola. Mirando las flores tristes que estaban marchitándose, comprendió que las mentiras no solo hacían daño, sino que alejaban a las personas.

"Debo buscar a Beatriz y decirle la verdad. No quiero perder su amistad por una mentirita tonta" se dijo Lila.

Así que, poniendo sus mejores flores en una canasta, Lila partió hacia el hogar de Beatriz. Cuando llegó, vio que su amiga estaba ocupada recolectando polen.

"¡Beatriz!" gritó Lila, emocionada pero nerviosa.

La abeja levantó la mirada, sorprendida.

"Lila, ¿qué haces aquí?"

"Vine a hablar contigo, hermana, necesito disculparme".

"¿Disculparte? ¿Por qué?"

Lila tomó aire profundo y se dispuso a contar la verdad:

"Te mentí cuando dije que podía volar. La verdad es que no puedo. Soy solo una chinita que admira tu habilidad. No quería hacerte sentir mal, pero en realidad, me siento mal por haber mentido".

Beatriz la escuchó con atención y, luego de un momento de silencio, respondió:

"Lila, yo también tengo algo que decirte. Me sentí insegura por tu mentira y decidí alejarme. A veces, las mentiras nos alejan y nos hacen sentir solas, incluso rodeadas de flores".

Ambas sonrieron, aliviadas al haber compartido sus sentimientos.

"Podemos seguir siendo amigas, pero prometemos ser siempre sinceras entre nosotras. La verdad nos hace más fuertes, ¿no crees?" propuso Lila.

"¡Sí, Lila! Y también me enseñó que cada una tiene su propia belleza. Eres especial tal como eres".

Desde ese día, Lila y Beatriz no solo aprendieron a ser sinceras, sino que también hicieron de su amistad una flor más hermosa en su jardín. Salieron a disfrutar juntas, celebrando el amor a la verdad y a la diversidad.

Y así, el jardín mágico volvió a llenarse de risas y zumbidos alegres, recordando para siempre el valor de la verdad y la belleza de las amistades sinceras.

FIN.

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