El valor de las caídas
En un pequeño pueblo rodeado de montañas vivía Jesús, un niño de 10 años con una habilidad especial: sabía regular sus emociones en momentos difíciles.
Aunque a veces le costaba quererse a sí mismo, estaba aprendiendo a valorarse más cada día. Un martes por la tarde, mientras jugaba en el parque con su mejor amigo Tomás, Jesús se cayó y se lastimó la rodilla. El dolor fue intenso y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
Tomás, preocupado, le preguntó:- ¿Estás bien, Jesús? ¿Te duele mucho? Jesús respiró hondo y tratando de controlar su llanto respondió:- Sí, me duele un poco. Pero sé que va a pasar.
Tomás admiraba la fortaleza emocional de Jesús y le dijo:- Eres muy valiente, amigo. Yo me pondría a llorar si fuera tú. Jesús sonrió débilmente y continuó:- Es importante no dejarse llevar por las emociones negativas. Siempre podemos encontrar una forma de sentirnos mejor.
Con esfuerzo, Jesús se levantó del suelo y caminó hacia un banco cercano para sentarse y revisar su herida. - ¡Mira! -exclamó Tomás señalando algo brillante en el suelo-.
¡Es una moneda! Jesús olvidó por un momento el dolor en su rodilla y se acercó al objeto brillante. - Es una moneda de oro -dijo sorprendido-. ¡Qué suerte tenemos hoy! Los dos amigos rieron juntos y Jesús guardó la moneda en su bolsillo.
- A veces las cosas malas traen consigo algo bueno -comentó Jesús mirando a Tomás con gratitud. Mientras regresaban a casa antes del anochecer, Jesús reflexionaba sobre lo ocurrido ese día. Había logrado controlar sus emociones ante la caída gracias a su autoconocimiento emocional.
A pesar de que aún le costaba amarse completamente, sabía que cada pequeño paso era importante para fortalecer su autoestima.
Esa noche, antes de dormir, Jesús miró la moneda dorada que había encontrado y pensó en todo lo que era capaz de hacer cuando confiaba en sí mismo. Con una sonrisa en el rostro murmuró para sí mismo:- Poco a poco aprenderé a amarme tal como soy.
Y así termina esta historia inspiradora sobre cómo Jesús aprendió a enfrentar las dificultades con valentía, regulando sus emociones y construyendo poco a poco una mayor autoestima.
FIN.