El valor de las hojas



Había una vez, en un hermoso bosque, dos árboles muy especiales. Eran conocidos por todos como el Árbol Frondoso y el Árbol con Puras Ramas. El Árbol Frondoso siempre estaba repleto de hojas verdes y frondosas, mientras que el Árbol con Puras Ramas tenía pocas hojas en comparación. Un día, un niño curioso llamado Martín llegó al bosque. Martín amaba la naturaleza y se maravilló al ver a estos dos árboles.

- ¡Hola, Árbol Frondoso! ¡Tienes muchas hojas hermosas! - exclamó Martín.

- Sí, así es, Martín. Mis hojas me brindan sombra y frescura, ayudan a purificar el aire y alimentan a los seres vivos del bosque con su oxígeno - respondió el Árbol Frondoso con orgullo.

- ¡Hola, Árbol con Puras Ramas! ¿Por qué tienes tan pocas hojas? - preguntó Martín con curiosidad.

- Hola, Martín. A pesar de tener pocas hojas, cada una de ellas es valiosa. Me permiten capturar la luz del sol y brindar refugio a los animales pequeños del bosque - contestó el Árbol con Puras Ramas con humildad.

A medida que pasaban los días, una sequía golpeó el bosque. El sol ardiente y la falta de lluvia amenazaban con dañar a los árboles y a todos los seres vivos del bosque. El Árbol Frondoso comenzó a sufrir, ya que necesitaba mucha más agua para mantener todas sus hojas verdes y frondosas.

- ¡Oh, no! No puedo soportar esta sequía con tantas hojas. Necesito mucha más agua - lamentó el Árbol Frondoso.

Por otro lado, el Árbol con Puras Ramas se mantenía firme, a pesar de tener pocas hojas.

- Aunque tengo pocas hojas, estoy resistiendo la sequía. Cada una de mis hojas es valiosa y me ayuda a conservar la poca agua que tengo - dijo el Árbol con Puras Ramas con determinación.

Martín observó estas situaciones y se dio cuenta de la importancia de las hojas en los árboles. Decidió actuar y buscar una solución.

- Árboles, he aprendido mucho de ustedes. El Árbol Frondoso me enseñó que todas las hojas son valiosas, pero también deben adaptarse a las circunstancias. Y el Árbol con Puras Ramas me mostró que la calidad es más importante que la cantidad. Creo que tengo una idea para ayudar a ambos - anunció Martín emocionado.

Martín trajo cubos de agua y cuidó de ambos árboles, asegurándose de que obtuvieran la cantidad exacta que necesitaban. Con el tiempo, el Árbol Frondoso pudo conservar sus hojas y el Árbol con Puras Ramas mantuvo su fortaleza con sus valiosas hojas.

La sequía finalmente terminó, y el bosque volvió a florecer. Los árboles estaban agradecidos con Martín por su ayuda y aprendieron a valorar aún más la importancia de sus hojas. El niño también comprendió que, al igual que los árboles, cada persona tiene su propia forma de ser valiosa en el mundo.

Desde ese día, Martín visitaba a los árboles regularmente, y juntos disfrutaban de la belleza del bosque, recordando siempre el valor de las hojas y la importancia de adaptarse a las diferentes circunstancias.

FIN.

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