El valor de las letras



Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en un pequeño pueblo. Tomás tenía seis años y estaba aprendiendo a leer en la escuela.

Todos los días, después de clases, Tomás se sentaba en su habitación con su libro de cuentos y practicaba las sílabas simples. Un día, mientras leía su cuento favorito sobre animales, Tomás oyó un ruido proveniente del jardín. Se asomó por la ventana y vio a un pajarito herido en el suelo.

Sin dudarlo, salió corriendo para ayudarlo. Cuando llegó al jardín, Tomás se arrodilló junto al pajarito y le preguntó: "¿Estás bien?".

El pajarito no podía volar debido a su ala lastimada, así que respondió: "-No puedo volar, me duele mucho el ala". Tomás pensó rápidamente y recordó que había visto una caja llena de materiales para hacer manualidades en el sótano.

Corrió hacia allí y encontró todo lo necesario para construir una pequeña casa para el pajarito. Usando cartón y pegamento, Tomás construyó una casa acogedora con ramitas como techo. Con mucho cuidado, colocó al pajarito dentro de la casita improvisada. El pajarito estaba muy agradecido por la ayuda de Tomás y comenzaron a conversar.

"-Gracias por ayudarme", dijo el pajarito con voz débil. Tomás sonrió y respondió: "-De nada. Me gusta ayudar a los demás". A medida que pasaban los días, Tomás visitaba al pajarito todos los días.

Le leía cuentos y jugaban juntos en el jardín. "-Eres un gran amigo", dijo el pajarito feliz. Un día, mientras Tomás estaba en la escuela, su maestra les enseñó una nueva palabra: —"amistad" .

La maestra explicó que la amistad es una relación especial entre dos personas que se cuidan y se ayudan mutuamente. Tomás sonrió porque sabía que tenía una amistad especial con el pajarito.

Después de la escuela, corrió a casa para contarle al pajarito sobre la nueva palabra que había aprendido. Cuando llegó al jardín, Tomás notó algo sorprendente: el pajarito ya no estaba en su casita improvisada. En cambio, volaba libremente por el cielo. "-¡Puedo volar! ¡Mi ala está curada!", exclamó emocionado.

El pajarito aterrizó junto a Tomás y le dijo: "-Gracias por cuidarme y ser mi amigo. Ahora puedo volar y explorar el mundo". Tomás sintió alegría en su corazón al ver al pajarito feliz.

Sabía que había hecho algo bueno ayudándolo cuando lo necesitaba. Desde aquel día, Tomás siempre recordaría la importancia de ayudar a los demás y valorar las amistades especiales como la que tenía con el pajarito.

Y así, Tomás continuó aprendiendo nuevas palabras y sílabas simples en sus libros de cuentos mientras compartía aventuras con sus amigos animales del bosque.

FIN.

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